Aquí te bese, Verónica.
Ya no existe nada, pero aquí nos besábamos.
En tus labios, senti por primera vez pertenecer a un uno que gira eterno,
y en tus manos caídas sobre mi
aprendí el significado intermitente de la vida:
Que algunos pocos días arrancados al mundo sobrevivirían al tiempo y a las fechas,
sino fuera
porque también
caen con ellas.
Al volver escucharte llamarme
otra vez,
después de tantos años.
Cerre los ojos.
Todavía nos persiguen aquellos días, aquellos años robados al mundo.
Si caen las horas,
como caen los párpados.
Tal vez podamos volver a aquella ternura de adolescentes y a aquellas noches oscuras.
Hasta aquella sed.
Tu pelo desbocado
sobre las yerbas húmedas y el sabor de los labios vencidos.
Por la calle del viento, y la luz intermintente de las farolas,
todavía se nos escucha decir cosas,
las alas cerradas, los párpados caídos.
Algo que viene de lejos.
Cosiendo te quieros en el viento vacío.
viernes, 19 de febrero de 2021
Adolescentes.
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