sábado, 8 de enero de 2022

light my fire











Tal vez por eso existe la lluvia.






Alejandro rojo cisneros.





El futuro es la promesa con la que el mundo nos engaña.


Luís Cernuda.



1  




Tal vez es así, la lluvia. El charco parece un manantial entre algunas hojas caídas. Sigue lloviendo hasta que el agua rebosa los límites
y el agua encuentra un camino entre la piedra y el verde oscuro del musgo. Al mirar hacia arriba las nubes grises filtran la luz blanca del
cielo no sé si son caballos dibujados sobre el cielo mientras sigue lloviendo; una lluvia interminable sobre el paisaje mojado de la ciudad
con la luz de las farolas difuminadas por la luz y la lluvia, los neones de los bares y negocios, los escaparates,  la gente caminar por las
calles; la humanidad no avanza, solo se desplaza escribió el poeta francés A. Rimbaud o tal vez es desengaño al mirar al vacío un paisaje gris
tan solo iluminado por algunos colores bajo un cielo plomizo y gris. Tal vez los trazos desdibujados de los arquetivos y categorías que 
construyen el universo, el agua se desploma, las calles mojadas, la cicatriz de la infancia en la rodilla, tal vez la lluvia un día de invierno.
Ella estará arrepentida o quizás pensando como aquel cuadro del cine de Nueva York de Hopper, o tal vez leyendo en un tren o tomando un café en
una cafetería cualquiera. El universo se perpetúa y nos deja desolados en paisaje cotidianos, tal vez perplejos o abandonados. La hilera de tilos
continúa hasta el final y en la linde del jardín en la tapia hay un gato gris escondido debajo de un viejo buzón. Tal vez sea así el desengaño en
las cosas cotidianas o quizás el amor. Tengo familiares que  murieron de cáncer y nadie recuerda en cementerios de pueblo olvidados que nadie
visita y continúa la lluvia débil e intermitente, la luz verde de los semáforos, los cafés a media hasta, el cielo gris bajo la luz de las
farolas. Sus labios: Tal vez ese es el sentido del universo, perpetuarse y tal por eso por inercia también nosotros buscamos perpetuarnos,el
amor. Quizás aquella sensación de desamparo que lleva hacia otros labios, no solo la forma del universo sino también el desengaño de los años,
las relaciones pasajeras, porque tal vez todo era cierto si dolía la quemadura.  




Ahora al contemplar desde arriba podía mirar larga hilera de viejos Olmos hasta la caída final y la vías del tren que cortan el paisaje que sigue 
descendiendo salpicado de casas y tejados rojos entre tilos, sauces y chopos blancos al lado de la avenida que cruza las vías.  En la vías del 
tren ha habido muchos suicidios estudiantes y mendigos en una larga curva que proviene de la estación del Norte y Principe Pío, incluso pusieron
vallas para evitar peligros y hae dos años pasado un chavalillo se ahorco en las vallas de seguridad; a veces llueve sin sentido. Arriba de la
senda de tilos salpicados entre casas de dos plantas y urbanizaciones de los años 80`s vivía ella y su familia. A veces íbamos a mirar la luna
allí a las vías del tren, desde dónde se contemplaba la ciudad de Madrid a lo lejos : el piruli, la torre picasso, las torres kío desde una 
ventana a la ciudad que miraba hacia aravaca y más allá la avenida de la galaxia y su arboleda verde.  Sin embargo al mirar la misma calle
recordaba otra época y al entrar en la casa de Patrice París el olor de la vieja vivienda medio abandonada me recordaba otra época, todo era
diferente, y todo lo demás era campo. Las viejas casas y chalets estaban alquiladas a estudiantes de la universidad, y había fiestas en las casas,
se escuchaba a los doors y led zepellin. La primera vez que entré a casa de mi abuela olía así, ese olor de los 80`s y entre la penumbra libros y
a su lado un tocadiscos con música de los 70`s en un lugar apartado y abandonado  que no importaba a nadie. La primera vez que vi a Patrice iba
con Jaime, nosotros éramos niños. Había un eclipse de luna y habíamos salido a mirar la luna. Al cruzarme con el sus ojos nerviosos y perdidos me
hicieron gracia - esta loco - me dijo jaime. Nosotros seguimos andando hacia la antigua mina y el mirador dónde contemplamos la luna inmensa en
todo en su esplendor, era tan niño que casí podía ver los catreres de la luna o eso imaginaba al borde de las sombras de la luna pero recuerdo
mirar hacia atrás y seguir su camino y preguntarme ¿loco? ¿que es estar loco?. Cuarenta años despues al entrar a aquella vieja casa que habían
sido apartamentos de alquiler, recorde la primavera vez que entre a casa de mi abuela. Luego vine a vivir aquí a la colonía Buenos Aires en el
cerro los gamos pero eso fue hace muchos muchos años.  Tal vez estar loco era eso acabar convertido en un abandonado o un mendigo con un perro
gignte alrededor de un bosque de bonsais y una casa abandonada como patrice paris. Había viejos olmos de otra época, viejos olmos de hoja caduca 
y recuerdo las mismas calles cuando eran de arena en los años 80`s cruzadas por motos de campo de 50cc y la chiquillería que éramos nosotros. La
recuerdo, era rubia una niña quejugaba conmigo en la angitua mina, y era compañeroa del colegio, vivía en una casita más abajo de la via con su 
padre un abogado de causas perdidas, luego no nos vimos muchos, pero hace poco en el centro comercial volvi a verla, seguía igual de guapa y rara
y al mirarnos yo creo queella también me reconoció porque durante un momento nos miramos a los ojos, y nos mirábamos como cuando éramos niños 
cogiendo renacuajos en la antigua mina.  Luego más tarde la conocía a ella, una tarde subiendo en el autobus amarillo, una vieja furgoneta con 
pinta de autobus pequeñosque nos traía del colegio o habia sido antes cuando mi perra se escapo y mordio a su hermano pequeño. Tenía 14 años, 
ella me insultaba y me recrminaba que mi perra se escapara. Otra vez mi perra la lamia mientra hacíamos el amor, y ella se levabantaba y reía, y 
decía echa a Tara de aqui, teníamos 17 años y éramos libres, verdaderamente libres. 

Yo fui un chico de la autopista. Nuestra barriada estaba demasiado cerca de Madrid y la autopista nos llevaba a cuaquier lugar o Madrid posible 
por las autovías y carreteras de circunvalación y las luces que brillan a lo lejos. Ella se fué, las luces que brillaban en Madrid a lo lejos eran
una promesa. Lo recuerdo volvía en tren, al cruzar el tren por la via al final de la vereda de los tilos la vi allí, baje en el barrial y volvi 
corriendo pero cuando llegue ya no había nadie. Ella se fue, las luces que brillaban en Madrid eran una promesa, todos seguimos aquella promesa. 
Recuerdo la Gran vía, yo salía de la discoteca Soma en la calle leganitos y la luz brillaba por todas partes tal vez eran las drogas o la penumbra
de la discoteca durante la noche y al salir el amanecer blanco entre el peso de la marihuana y el alcohol y el mmdma. Coger el viejo rover verde y
volver hasta casa cruzando autopistas y carreteras de circunvalación a hacia estas islas y ciudades dormitorio del noroeste de la ciudad. También
hay un después. Después de aquellos priemros años 80 llegó también la heroina, en pozuelo hubo una plaga de enganchados, ni siquiera en las 
farmacias daban jeringuillas para que no se infecatarán el sida. Han pasado mas de 30 años, el paisaje es distinto, aquél barrio de casas de 
estudiantes se ha convertido en una barriada llena de pisos, entre calles y carreteras al lado de la gran ciudad. Yo crecí en un lugar abandonado:
la estación del plantió abandonada, la mina a cielo abierto abandonada, la vaquería priegola abandonada, los hornos de cermámica y la aldea 
abandonadas. Sobretodo aquella se construyo la ciudad al ritmo del llanto de los recién nacidos, como crecen las ciudades en esa invisible
frontera del coste de los alquileres, y el de los sueldos mientras los niños crecen. La vieja mina a cielo abierto fue tapada y sobre ella se
construyo un parque, sin embargo la gente se sigue suicidando igual, también sigue lloviendo sin sentido.  Tal vez porque no podemos volver, 
porque ya no existe, aquel reino que ahora desde lejos parece tan pequeño.



Tal vez era así: la frontera. La calle angelita separaba nuestras casas y en mitad de la calle nos despedíamos las noches de verano después de 
una tarde de juegos. Sino las viejas moreras del campo donde pequeño cogía hojas para los gusanos de seda.  El olor a lluvia o tierra mojada se 
produce en lugares de tierras secas al empezar la época de lluvias.  En mi cumpleaños allá por el 24 de agosto se producen casi siempre tormentas
de verano, me recuerdo pisando los charcos el día de mi cumpleaños caminando solo por el campo, tenía 10.  Íbamos a la vieja mina dónde por la 
noche paraban coches de novios para hacer el amor. Nosotros nos colocábamos al otro lado de la  mina a cielo abierto y con los tira chinas 
tirábamos piedras a los coches. 




- ¡ Le he dado !.   - Gritaba Jaime.


- Yo creo que no. - Conteste.

- Yo creo que si. - Gritaba Jaime mientras volvía a lanzar una piedra que caía contra el capo de coche.

- ¡ Ahora si !- - Grite.



Al chocar la primera piedra contra el capo del coche a lo lejos las luces se encendieron y se esucho al alguien gritar: ¡ Cabrones !.
Nosotros corríamos desde la vieja mina abandonada hacia nuestras casas, solo corríamos y reíamos, era el final del verano de 1989. 






2  La fábrica abandonada.






Alberto subió primero las escaleras que daban acceso a la segunda planta de la fábrica abandonada y a cada peldaño la escalera parecía que cedía. 
- Mirad he subido , no pasa nada – grito Alberto desde la planta de arriba. Luego subí yo y el leve peso de un niño apenas hizo moverse aquellas
viejas escaleras.Luego subió Javier y al pisar el último peldaño cayó un poco de cal de la pared como si algo se hubiera movido.



- ¿Habéis visto como mola?.  - Expeto Alberto.
- No hay nada.  - Dije yo.
- ¿Y que esperabas encontrar?. - Dijo Javier.
-  ¡Eh mirad !. - Grito Alberto desde una esquina de la diáfana planta superior.
- ¿Qué es…?.  - Pregunté.
- Alguien se ha dejado aquí un radio casette. .- Dijo Javier.
- Si y hay botellas vacías y latas. - Contesto alberto.



Justo en ese momento la escalera cedió y cayó de un golpe retumbando con estrépito todas las paredes de la fábrica abandonada hasta luego quedarse
otra vez todo en silencio. Alberto fue corriendo solo parar mirar las escaleras derrumbadas y javier dijo – Nos hemos quedado atrapados - .  Al 
mirar por las ventanas veíamos los árboles, pero no había ninguno lo suficiente cerca para agarrarse o descender por una rama. Tampoco había ya
escaleras y la altura desde la segunda planta era considerable. No podíamos bajar. 




- Que no cunda el pánico. - Dijo Alberto.
- ¿Que pánico…?. - Pregunto su primo Javier.
- Yo estoy tranquilo. - Dije yo.
- Aquí parece que vive alguien.  - Dijo Alberto.
- Si mirar ahí hay cosas. . - Dijo Javier.
- ¿Que hay? - Pregunte yo.
- Parece ropa y mira un espejo. - Dijo alberto.
- Eh mira esto son cintas de música. - Dije yo.
- Ponla. - Dijo Javier.
- Aquí pone The doors.  - Dije yo a la vez que daba al play.




Entonces empezó la música en la fábrica abandonada y subí el volumen mientras pegábamos bailábamos y reíamos. Alberto encontró unas gafas de sol y
yo una gorra nike pero de repente javier dijo. - Pueden volver -  y entonces nos quedamos mirando mientras la música sonaba y alberto apago el 
casette. - Tenemos que irnos de aquí – Dijo en alto y empezamos a buscar alguna forma de bajar de la planta superior.



- Saltar es imposible. - Dije yo.


- ¿No veis una cuerda o un hierro largo para poder colgarnos y descender?. - Pregunté.
- Mirad. - Dijo Javier a la vez que nos acercábamos a una ventana.
- Parece un desagüe del tejado. - Dijo alberto.
- La tubería parece que está bién. - Dije yo.
- ¿Tú creés que aguantará…?. - Pregunto Javier.
- ¿Quién primero….?. - Pregunté yo.
- A la de una a la de dos a la de  tres !.
- Te toca alejandro. - Grito alberto además eres el más pequeño.
- Si, tenemos que ver si aguanta. - Contesto javier.




Me descolgué de la ventana y puse el pie sobre un anclaje de la tubería, y parecía que resistía todo mi peso así que solté la primera mano y 
agarré con fuerza la tubería. Apenas se movía y tampoco eran tantos metros de caída. Una vez agarrada con la mano la tubería y con el pie apoyado
más abajo en el anclaje a la pared conseguí arrastrar la segunda mano por el borde de la ventana lo suficiente para terminar de descolgarme y 
empezar a deslizarme hacia abajo por la tubería. Al final volví a pisar la yerba y dije – Buff  me he salvado - . Después se deslizo Javier y 
después Alberto. Nos quedamos detrás de un árbol muy grande y frondoso contemplando la entrada de la fábrica. 



- ¿Quién creés que vivira allí?. - Pregunté.
- Algún vagabundo. - Contesto javier.
- Si claro, con un radio casette. - Dijo Alberto.
- Joder, se nos ha olvidado arriba, mierda – grite yo.
- Es verdad . - Dijo Javier.


Entonces escuchamos el sonido del motor de una moto a lo lejos y nosotros automáticamente nos escondimos entre los matorrales y los árboles cerca 
de la entrada a la fábrica abandonada. Al rato una moto de campo con una chico y una chica se detuvo en la puerta. El la beso al bajarse y ella le
abrazó un rato mientras él le acariciaba el pelo. - Se la va a follar – susurro alberto y entonces todos empezamos a reír hasta que el chico
escucho algo y miró hacia dónde estábamos justo en el momento en que yo salía corriendo y gritaba  - marica el último - .




























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