Fuera de cierta edad, casí no hay amigos. Y la vida cambia, y se convierte en un lecho aburrido donde acostarse. Solo el trabajo me libra de las horas muertas, los días aburridos. En el Este de Europa matan el juguete y también matan al niño. Un verso de vicente alexandre que apuntamos para no olvidar que con 42 años se espera algo más de nosotros, que perdidos en los engranajes del sistema, mal ganarnos la vida y encontramos un tiempo sin heroes mientras se impone la lucha de clases y llegar a final de mes se convierte en una meta perdida ,algo que señala las grietas que anuncian el derrumbe. Por eso nos reunimos alrededor de algunos libros, porque creémos en la literatura: Las guerras modernas las venceremos trabajando, cuando se impone el hormiguero y la economía de mercado. Sin embargo queda la literatura como un sin fin de páginas en blanco dónde exorcizar todo los males de una época vacía. Vuelvo a la literatura con sed y al arte con la seriedad que necesaria para no olvidar nuestros fin y cometido entre otras cosas la excelencia literaria. Al repasar mis frágiles textos de la novela 1989, me doy cuenta de la gran verdad que me acompaña... y allí estoy dónde me abandono el mundo, un atico perdido, en una bohardila de luz.