viernes, 3 de junio de 2022






No vivimos tiempos buenos. Por muy modernos que sean. Yo provengo de otro tiempo y de un mundo que desapareció poco a poco, lentamente como mueren las décadas y los años. Los 80`s significaron muchas luchas sociales en una democracia que comenzaba, ahora vemos como se derrumban aquellas metas sociales por las que lucharon nuestros padres sin poder hacer nada: Los 80`s tambien fué un tiempo equivocado en muchos aspectos, como sucede hoy en día. No se podía abortar, las minorías no tenían libertad, se estudiaba catolicismo en la escuela en el trasfondo de una sociedad puritana y machista, las mujeres no tenían tantos derechos ni en sus casas. Fue un tiempo en el que a los niños nos sorprendían muchas cosas. Támpoco ahora vivimos buenos tiempos, por muy modernos que sean, también es un tiempo equivocado. De la falta de libertad de España en los años 80`s , hemos pasado a banalizarla. Del novio para toda la vida, hemos pasado a la precariedad del amor y el poliamor. Ya no se oculta ni siquiera la ambicion y la codicia en una sociedad ultra capitalista, donde se imponen las clases sociales y el desengaño generacional. Ya la generacion milenial con la que tanto se le llenaba las páginas de ciertos periódicos como El País, ya han descubierto que el que no hereda, no tiene nada. El desengaño social, la falta de oportunidades a lo que se suma la tontería universal omnipresente en nuestros días: el relajo y la decadencia de la cultura y la perdida de la educación ... como riqueza de una sociedad que lentamente retrocede, se agosta y se multiplican sus carencias apartir de una brecha social cada vez más honda y profunda. Poco espacio me dejan estos 42 años, sino es para escribir porque es lo que soy, aunque en este país moleste tanto la cultura. La cultura no se pude comprar ni vender a ningún jugador de fútbol, ni ningún periodista, ni empresario de éxito, ni ningún bien-casasado/a Por eso existen los escritores...






A poem.







Los días giran y ruedan entre botellas.


Aquí , desde este cerro los Gamos.


Colina abajo lleno de caminos que fueron abandonados hace 70 años
dónde crecí siendo niño.

Todavía se mantienen en pie algunos olmos viejos.


Los mismos olmos viejos. 

Aún  recuerdo los sauces llorones, donde la besaba bajo su sombra infinita. 


Los cerezos en flor, invictos cada primavera.


Hay algo en el trasfondo de este paisaje mientras cae el polvo de las estaciones.


Algo que es la presencia de un Dios lejano.


Su huella en la sombra de las estaciones. 


Tal vez significa que solo somos un punto perdido en el tiempo y en el espacio.


Un yo repetido, un yo infinito

mientras nos hacemos viejos

señala quizás el Sol, sú plenitud, estas cayendo.




Todo cae

como el polvo de la primavera de las ramas oscuras.


Es de noche, en bicicleta. 


Todos , todos duermen el sueño de nadie.

solo yo estoy despierto bajo la huella de la luna en el cielo.


Los parques vacios donde se quiebra el drama, 

y tiembla la primavera oscura. 


Hay que ser conscientes del Oro que cae de nuestras acciones perdidas. 


Nuestra juventud en potencia, de nuestra belleza.

como animales-simbolo


Ser consicientes de esto: ese ser - ahí en los últios días de la primavera.


Ese Oro, ese terrible Oro.


Nuestra juventud en potencia en cada acción perdida:
el café de por la mañana, la ropa sucia, sonreir, el tren de la tarde, los primeros días de verano.



En si, somos también esto: Un verano. 

Un verano en potencia. 

Aunque lentamenta vamos resbalando por los días: lunes, martes.

Mientras gimen los años.


Haciéndonos viejos, nuestra juventud perdida, en cada vaso vacío, perdidos en las cosas cotidianas, 
siempre, nuestra juventud perdida. 


Ser- ahí.

Un día de fiesta.

un domingo.

El terribleo Oro. 


Los muertos quizás dirían la lluvía, 
los últimos días de la primavera.




Tal vez señalarían las estrellas, el sacramento del cielo.
























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