domingo, 25 de septiembre de 2022




Bajo las estrellas










Alejandro Rojo y Cisneros.



1.



Desciendes el paisaje deslizándote por la carretera pisando la tabla con fuerza y al final de la calle al levantar los brazos parece durante un momento que puedes volar, apenas dura un instante, haciendo eslalon entre los carriles de la calle a las tres de la madrugada, antes de llegar tomar la curva para luego volver a descender por otra calle hasta el final sin poder comprender las cosas que piensas al volar calle abajo con la table de descenso. Al final de la calle estaban las chicas, con la vieja furgoneta aparcada fumando yerba y bebiendo cerveza.



- ¿Cuándo piensas crecer?. – Exclamó Peter.


- Nunca.


- Yo tampoco.


- ¿Recuerdas a Charlie?.


- - A veces.


- Lo último que me dijo fue que nunca íbamos a crecer.


- Si, Charlie era así.


- No habléis así de él, siempre hizo lo que quiso. – Exclamo Ainara.


- No hablamos mal , solo que…


- Nunca te había visto llorar hasta que se suicido Charlie.


- No lo sé.


- Era tan joven …. – Exclamo Ainara.


- Han pasado 10 años, fue a finales de Septiembre.


- ¿Queréis que vayamos a verle?.


- Si, podemos ir.




Arrancaron la furgoneta y salieron de las urbanizaciones conduciendo en silencio carretera abajo hacia el centro del pueblo para tomar la carretera del cementerio. Al llegar solo la oscuridad les esperaba. - ¿Cómo vamos a entrar?. Preguntó Ainara mientras que la furgoneta giraba hacia la parte posterior del cementerio.



- Podemos saltar la valla de detrás, no es un muy alta.


- ¿Saltar? – Pregunto Ainara.


- Si vamos a hacerlo por Charlie.




Al caer dentro del cementerio solo la oscuridad y el silencio les rodeaba entre tumbar y nichos. ¿Recuerdas dónde es?. – Preguntó Ainara. Caminaban entre largos pasillos entre lápidas y estatuas de piedra bajo la luz de la Luna. – Que silencio – exclamo Jorge. Al llegar a la lápida de Charlie de pronto todos se quedaron en silencio cuando vieron su nombre escrito en la lápida.



- Aquí estas…


- Si.


- Rodeado solo de silencio.


- He traído unas velas voy a encenderlas.


- Qué triste.


- Ya.


- Tus viejos amigos volviendo a verte, Charlie.


- No tengo pongas así, él ya no está aquí.


- ¿A dónde van los muertos?.


- No lo sé.


- Era tan gracioso cuando iba borracho.


- ¿Por qué lo hizo?.


- A veces yo también me lo pregunto.


- La culpa fue de su familia, nunca le quisieron.


- ¿Qué crees que nos espera después de la vida?.


- Nada no nos espera nada.


- Solo este maldito silencio.





Entonces Ainara se acerco y puso la mano encima de la lápida. - ¿Sabéis…?. A veces hicimos el amor. ¿Charlie y tu?. – Pregunto - Si – pero no lo sabía nadie. Ahora al tocar la piedra fría puedo sentir todavía su piel.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

España es un país que adolece de - babosismo - y de babosos. De gente falsa e idiota, a los que no hacemos mucho caso , y les ...