miércoles, 4 de junio de 2025
A un escritor - no se le pasa el arroz - ni a una vida támpoco. También hay que saber madurar , la vida no es tener veinte años, envejecer y morir son los argumentos de esta obra. Que la gente es tonta, como José Ignacio, siempre envidioso porque a él si que se le ha pasado el arroz y sobretodo el hervor en la cabeza. Mientras en silencio a nosotros se nos escucha menos que a los imbéciles. Ya la corrupción estatal anega vidas ajenas sin embargo me alejo para escribir mi obra con el silencio cotidiano mientras los pasos van y vienen ahí fuera, la cierta comicidad de la existencia. Nuestra felicidad no la pueden - arañar - ni robar. Es interior.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ahora que estoy perdido en mitad de una - batalla - literaria. En mitad de una novela a medio escribir. Empiezo a comprender aquell...
-
Yo no puedo ser el chico que era hace veinte años. A mi me pasa igual, aquel chico lo matarón a base de insultos, amen...
-
La giovenezza - baila - . Alucinado aún por el humo blanco de las drogas , la fiesta, la silocibina. Resuena la leyenda de kasp...
-
Crónicas - vampíricas - . Vampirismo en España (II) A estar alturas de la historia de España cuando por las calles de aquél ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario