lunes, 8 de septiembre de 2025





En mi segunda - resaca - seguida me escribe José ignacio al whatsapp: A la gente le gusta vivir su vida sin dar explicaciones a nadie, le comenté un día pero hay gente que no tiene vida. Por esto me llama porque esta solo, yo no tengo la culpa que haya hecho un monstruo de si mismo. Otro monstruo es Orwell antihéroe de mi novela - 1989 - : faltón, maleducado, irrespetuoso mientras yo dejó atrás si no esta barriada, si a estos personajes abyectos y oscuros. Hoy con la alcoholemia he visto con - lucidez - a Orwell convertido en un personaje arrogante y hasta malo. A mi me ha servido este tiempo para construir una novela - 1989 - sin embargo ya ha acabado este tiempo que pasé entre personajes incluso vulgares cómo Orwell, estrella errante etc intentando escribir mi mejor novela sobre la España del siglo XXI pero esa no es mi vida, ni mi lugar en el mundo. Tomo te caliente mientras intento jugar todos los motivos para dejar atrás a esta gente y cambiar de aires. Mis pasos se dirigen a Madrid los días que me aburra y decida salir de casa. Podría irme de casa pero me gastaría casi todo lo que tengo en irme. Prefiero vivir las calles de Madrid, al menos un tiempo e intentar - guardar - el poco dinero que tengo apenas 5.000 euros. A la gente le gusta vivir su vida sin dar explicaciones a nadie, le dije a José Ignacio para quitármelo de encima, sin embargo me escribe poniéndose - pesado - . Hay gente que no sabén - vivir - y parece que la culpa la tienen los demás pero esto no es mi culpa. Tuve que soportar a mucho imbécil los años que estuve de camarero cómo para seguir soportando a imbéciles y cretinos - gratuitamente - , caraduras y otros personajes en este - bestiario - . Así que me deslizo entre la horas de la noche sin dar muchas explicaciones a nadie. Menos a ti que lees a este escritor perdido en mitad de su vida porque todos estamos alguna vez perdidos y sin amor. Me queda la literatura mientras contemplo los últimos libros que he comprado: El tunel, Kokoro, El día del Watusi, la interpretación de los sueños de Freud suficiente para divertirme los días que no vaya a Madrid y me quede aquí , en esta buhardilla de luz. Es todo lo que tengo: literatura y la ciudad de Madrid al fondo. De tal forma que se llega a comprender no solo mi soledad sino además la lejanía de Madrid, el aislamiento personal ante un paisaje humano bastante deprimente. Solo el amor podría salvarme pero no lo hace.
















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