domingo, 16 de noviembre de 2025
Un principio es un principio. Estoy orgulloso del principio de mi novela - aubiográfica - hasta los calcetines empapados . Sin emargo solo es mi primer proyecto. Casi terminado. La misión literaria ha sido cumplida. Estoy orgulloso de mi forma de narrar y de mi propia vida. Tal forma de celebrarlo, con una gran novela. - 1989 - . Encantado de conocerle . El escritor que hay detrás de alejandrito, me refiero. Ese hijo de puta, que recuerda todo, ese escritor . Un principio luminos, para novela , suegeneris. El útlimo capítulo de la II parte es el camareto de los hermanos marx, hasta que todo explota y solo queda el epílogo final de Ventura, es decir Estrella errante, hacienod de Estrella errante en la leyenda de la ciudad sin nombre, así acaba mi novela de alguna forma bajo Wandering Star. Esto lo digo antes de escribir el - epílogo - final narradado por Estrella errante.
1. Volver no es volver .
Al contemplar desde arriba podía imaginar larga hilera de viejos Olmos hasta la caída final y la vías del tren que cortan el paisaje que sigue descendiendo salpicado de casas y tejados rojos entre tilos, sauces y chopos blancos al lado de la avenida que cruza las vías. En las antigüas vías del tren hubo suicidios de algún estudiante y mendigos en una larga curva que proviene de la estación del Norte y Principe Pío incluso pusieron vallas para evitar peligros y hace dos años pasado un chaval se ahorco en las vallas de seguridad. A veces llueve sin sentido. Nosotros en noches perdidas en el tiempo íbamos a mirar la Luna majestuosa que resplandecía las noches de verano sobre la ciudad de Madrid allí a las vías del tren desde dónde se contemplaba la ciudad a lo lejos : el pirulí , la torre Picasso, las torres Kío desde una ventana a la ciudad que miraba hacia Aravaca, la avenida de la galaxia y su arboleda verde en noche intermitentes que con un soplido del mundo desaparecieron para siempre. No sé si estábamos dormidos o solo éramos adolescentes. Al entrar en la casa de Orwell el olor de la vieja vivienda medio abandonada me recordó a otra época dónde nosotros solo éramos niños y aquél barrio , aquella barriada solo eran cuatro casas y alguna urbanización rodeado de campo y todo lo demás no existía. Al cruzar el umbral de aquella casa abandonada fue como volver a los años 80`s ; las viejas casas de este barrio estaban alquiladas a estudiantes de la universidad y había fiestas en las casas los fines de semana y se escuchaban discos de vinilo de grupos de rock como The Doors, Gratefull dead, Led Zepellin, los coches eran viejas furgonetas siata, cuatro latas, citroen, renault 5, los años 80`s se acababan en un lugar apartado y abandonado que no importaba a nadie a la afueras de una ciudad de Madrid. Un recuerdo pasajero volvió cuando al entrar en aquella casa volvieron a mi memoria nuestros viejos juegos de niños en la mina abandonada.
• ¡ Le he dado !.- Gritaba Jaime.
• Yo creo que no. - Conteste.
• Yo creo que si. - Gritaba Jaime mientras volvía a lanzar una piedra que caía contra el capo de coche.
• ¡ Ahora si !- - Grito.
Al chocar la primera piedra contra el capó del coche dónde una pareja hacían el amor en un lugar apartado, a lo lejos las luces se encendieron y se escuchó al alguien gritar: ¡ Cabrones ! mientras nosotros corríamos desde la vieja mina abandonada hacia nuestras casas en nuestra precipitada huida mientras reíamos a gritos, era el principio de Verano de 1989 y ahora al mirar los ojos viejos y cansados de Orwell caminando solo por la casa abandonada de sus padres, todo lleno de cosas tiradas por el suelo, papeles, viejos periódicos de otra época, revistas, ropa, discos de vinilo, recordé la primera vez que le vi, allí en el mismo lugar treinta y cinco años antes: los años 80`s se habían acabado hacía mucho tiempo y nosotros ya éramos mayores pero en casa de Orwell todo recordaba a otra época porque aquél lugar había sobrevivido abandonado al paso del tiempo y de las décadas.
1989,arc.
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