viernes, 27 de noviembre de 2020

Y dentro la nieve.

Fuera llueve, y dentro la nieve. En el hogar se está muy bién, es viernes, no hay nada qué hacer. Entre mis libros destacan la poesía como metal precioso, ese terrible - Oro - . Yo encuentro dentro de la poesía, en una página en blanco, un campo abierto sin más límites que tu propio talento. El día que compré este libro me sucedió una cosa curiosa y digna de narrar, después de comprar algún libro entre ellos este poemario en la casa del libro, camine perdido por la ciudad, sin saber muy bién dónde ir o qué hacer, así que al final entre en una cafetería con buena pinta cerca de Callao. Allí pedi un café, allí había dos hombres mayores conversando y al verme, uno le dijo al otro: El que si es famoso es el chico ese que llaman picasso. Así que estaba en mitad de la ciudad, en un sitio dónde nunca había estado, y me encuentro a dos personas hablando de mi. Yo al principio no daba pábulo a aquella conversación como si fuera alguna broma, sin embargo me di cuenta que debían tener alguna relación con la cultura. Al final me fui atribulado, después de tomar café y ha pasado un año desde entonces y no he conseguido absolutamente nada. Lo cual dice mucho de la vida y la existencia, mi cierta fama, apenas sirve para nada. Ni siquiera tengo novia. Lo cuál me deja aquella sensación de pérdida, como si se me fuera la vida, sin tener nada a lo que agarrarme. Con un libro de poesía apenas se puede conseguir nada, apenas ganar un premio literario pero para ello tendrá que pasar un año casi entero, así que asumo una derrota cierta: La vida no es la fiesta que imaginamos cuando éramos jóvenes, pero ya que estamos aquí, bailemos.





Voy empezar a pintar con grafitto y acuarela sobre lienzo, una técnica poco conocida que he aprendido de una pintora también auto-didacta, pero eso será dentro de un tiempo. Sin embargo mis pinturas, por ahora no tienen ninguna salida, y exponer un ARCO tres o cuatro obras, parece un sueño casi irrealizable pero debo seguir pintando y escribiendo a pesar de no conseguir nada, y que nadie me haga mucho caso. Perseguir mis sueños, todavia, a pesar de todo y volver a inventarme a mi mismo, construirme como persona alrededor del arte y la cultura, a pesar del desaliento de tener 41 años, y no haber conseguido nada más que tres o cuatro obras que me sobrevivirán y un poemario precioso, porque es aquello - lo precioso - lo que es recogido por la tradición y pasa de generación en generación. A josé ramón ripoll le conoci trabajando en una tienda de vino, después llegarón los peores años de mi vida, estos años que vivimos peligrosamente...






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