miércoles, 30 de junio de 2021

La función ritual de arte.





Durante milenios el arte tuvo una función mágica y espiritual al igual que la existencia. Hoy he discutido con un conocido – alrededor – del arte y la pintura y su significado. Tal vez la función del artista no sea encontrar un solución a ningún problema como la figura de un intelectual, sino capturar una sola chispa del fuego de la verdad. En aquél París sus contemporáneos se reían de Moglidiani por su trazo grueso y pinturas – infantiles – sin embargo Moglidiani hizo famosas aquellas prostitutas con la se acostaba, y hoy en la actualidad todos conocemos a Moglidiani y nadie recuerda a aquellos contemporáneos que miraban su pintura y obra artística con humor. El arte o lo que muchos llaman historia del arte, en si es un constructo social, por ejemplo hoy todos conocemos a Caravaggio porque este autor casi olvidado se puso de moda un par de siglos después de su muerte. En realidad aprender a dibujar lo puede hacer cualquiera y de la licenciatura de bellas artes salen miles de jóvenes todos los años. Mi amigo con – humor – me dice que necesito aprender más técnica, sin embargo como artista a mi poco me importa la técnica porque yo no busco representar fielmente la realidad como el movimiento hiperrealista, aunque tal vez con paciencia y lapiz, o pinceles de un solo pelo, podría acercarme al hiperrealismo sin haber dado nunca clases de pintura porque como dibujante tengo mucho talento o “mano”. A mi lo que me atrae de la pintura sin embargo no es su capacidad para emular la realidad, ni siquiera abstraer en conceptos difusos, sino tal vez acercarme a nuevo simbolismo para capturar una sola chispa de aquél fuego de la verdad. Tal vez en este pensaba Gauiguin cuando pintaba su obra ¿De dónde venimos, hacia dónde vamos? No en representar fielmente – nada – porque pintar por pintar lo hace cualquiera sino en una gran metáfora de la existencia en un paraíso perdido. Mi amigo desconocía que durante mucho tiempo me he dedicado a pasear por las salas del prado en ese último pase gratuito, por no haber otra cosa mejor que hacer y se ha sorprendido al escuchar que las famosas pinturas negras de Goya son grandes murales olvidadas durante generaciones y recuperadas con estuco para el museo del Prado. Al final hemos discutido porque su amiga Maria, y a mi me importa muy poco o nada las Marias del mundo, si hablarámos de literatura, confundiría la literatura con lo convencional, como la mayoría de la gente, y a mi me da igual la mayoría de la gente. Escribir literatura, no es escribir novela histórica, o policiaca, o al menos yo nunca lo he comprendido así. Todos conocemos a Degas, él era un hijo de una muy buena familia y mi función como persona es poder costearme la pintura para dedicarme a pintar como Degas porque me he dado cuenta que estar entre arte y pinturas me hace feliz, pero solo es uno de mis vias en este proyecto de vida, también esta la literatura en esta auto construcción de yo mismo. Al final, el otro día trabajando en un proyecto web, enseñe esta obra, y mi eventual jefe rápidamente me pregunto si era la periodista de la sexta. Tenía razón, he conseguido retratar fielmente a algunas mujeres bellas en tan solo 17 cuadros que he pintado en toda mi vida, un vagaje por ahora escueto, por ejemplo al pintar a mis sobrinas como regalo, buscaba algo muy – disney – sin embargo algo queda, una mirada, un gesto, tal vez alguna chispa de la verdad del fuego mágico de la existencia. Tal vez pase como artista incomprendido un par de años, sin embargo piso sobre seguro, esperaba que alguien reconociesa a la periodista de la sexta, pero no espero que nadie comprenda el verso de Rimbaud.










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