domingo, 4 de diciembre de 2022



Breve.





La ciudad es un extraño oleaje
de luces que brillan y jóvenes que bailan.


Mas el mundo ya mide el tiempo de esta hora.


Breve.


Como un momento hecho de nieve.


Nos une este otoño de hojas de papel,
este lento naufragio, esta quemadura infinita hecha de nieve
mientras los bosques libran la guerra contra las hojas caídas.





Te persiguen los gatos, y yo léo a Pablo Neruda.











Me gusta la poesía porque es sencilla. No necesita ficción, ni dramaturgia. Yo soy un poeta que no necesita efectos especiales. El sentido del mundo no es ese, ni si quiera tomarse unos vinos.













La lluvia.








Los árboles y los muertos conocen la lluvia.


La tristeza les persigue porque todo tiene la medida de la ausencia.

El bosque parece quebrarse en verano cuando las hojas y espigas se secan,
parece que espera un día despertar cuando llegue la lluvia y empape la yerba.

Los muertos no pueden llorar, tal vez por eso les guste la lluvia.

Quizás les gustaría saber que el cosmos no tiene sentido,
pero los muertos no lloran.






A veces llueve, eso es todo.




































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