jueves, 15 de diciembre de 2022













Solo escribir. Aquí no va a venir nadie, ni ninguna mujer o novia. Así que estoy tranquilo, escribiendo mi novela. Es una novela de constantes saltos en el tiempo. Así que es dificil de hilar. Paso mucho tiempo delante del ordenador perplejo intentando anidar capítulos, hilvanarlos, y terminarlos. Tomar te y escribir. ¿Quién quiere más...?. Al final leo todo lo que he escrito. Me siento alegre, o satisfecho. Ha pasado un día más y la novela tiene tres páginas más. Así se escibe literatura.










1989









Alejandro Rojo Cisneros.










    1 


Al contemplar desde arriba podía imaginar larga hilera de viejos Olmos hasta la caída final y la vías del tren que cortan el paisaje que sigue
descendiendo salpicado de casas y tejados rojos entre tilos, sauces y chopos blancos al lado  de la avenida que cruza las vías. En las vías del
tren ha habido muchos suicidios estudiantes y mendigos en una larga curva que proviene de la estación del Norte y Principe Pío, incluso pusieron
vallas para evitar peligros y hace dos años pasado un chaval se ahorco en las vallas de seguridad. A veces llueve sin sentido. A veces íbamos a 
mirar la luna allí a las vías del tren, desde dónde se contemplaba la ciudad de Madrid a lo lejos : el piruli, la torre Picasso, las torres Kío
desde una ventana a la ciudad que miraba hacia Aravaca, la avenida de la galaxia y su arboleda verde. Al entrar en la casa de Patrice el olor de
la vieja vivienda medio abandonada me recordó a otra época dónde nosotros solo éramos niños y todo lo demás era campo. De repente al cruzar el
umbral de aquella casa abandonada fue como volver a los años 80`s ;  las viejas casas de este barrio estaban alquiladas a estudiantes de la universidad 
y había fiestas en las casas los fines de semana y se escuchaba a The Doors y Led Zepellin, los coches eran viejas furgonetas siata, o seiscientos,
los años 80`s se acababan en un lugar apartado y abandonado que no importaba a nadie a la afueras de una ciudad de Madrid. De golpe recordé nuestros
viejos juegos de niños en la mina abandonada. 



    • ¡ Le he dado !.- Gritaba Jaime.

    • Yo creo que no. - Conteste.

    • Yo creo que si. - Gritaba Jaime mientras volvía a lanzar una piedra que caía contra el capo de coche.

    • ¡ Ahora si !- - Grito.







Al chocar la primera piedra contra el capó del coche a lo lejos las luces se encendieron y se escuchó al alguien gritar: ¡ Cabrones !. Nosotros corríamos
desde la vieja mina abandonada hacia nuestras casas, solo corríamos y reíamos. Era el final del verano de 1989. Al mirar ahora los ojos viejos y cansados 
de patri caminando solo por la casa abandonada de sus padres, todo lleno de cosas tiradas por el suelo, papeles, viejos periódicos de otra época, revistas
, ropa, discos de vinilo, recordé la primera vez que le vi, allí en el mismo lugar treinta años antes.  Los años 80`s se habían acabado hacía mucho tiempo
y nosotros ya éramos mayores pero en casa de Patrice todo recordaba a otra época porque aquél lugar había sobrevivido abandonado al paso del tiempo. 


- Yo hablaba con tu padre. - Dijo el viejo patri.
- Si . - Conteste.
- Mira ven . - Dijo caminando por el pasillo hacia otra habitación.


Le seguí por el pasillo de la vieja casa llena de cosas por el suelo y con el perro gigante detrás de él hasta otra habitación. Al abrir la puerta un montón
de cosa se cayeron de golpe hasta que esforzadamente patri consiguió abrir de par en par la puerta de la habitación. Allí tirado entre cajas tenía un viejo
tocadiscos de alta fidelidad. 





- Te lo regalo. - Dijo patri.
- Ni siquiera funciona. - Conteste yo.
- Hay que arreglarlo, lo iba a tirar, si lo quieres te lo quedas.
- ¿Que le pasa?. - Grite yo desde la habitación.
- Se para a la segunda canción.




Entre todas las cajas adiviné un montón de discos de vinilo. Empecé a enumerar algunos: el primer disco de bob dylan, la credence clearwater revival, 
the doors etc . Elegí un disco, lo saque de su funda, lo coloque en el plato y empezó a sonar y durante un instante volví a estar en los años 80`s hasta
que el tocadiscos dejo de funcionar y todo volvió a quedarse completamente en silencio mientras el perro gigante me miraba y yo sentía que había rozado 
por un instante el reino de mi infancia. 


- Tú padre era buen hombre. - Dijo patri.
- Si. - Dije yo cerrando los ojos.











Al final comprendes que no se puede volver; nadie puede parar el tiempo. Allí sentado en la cocina de Patri bebiendo cerveza empecé a
recordar nombres de gente que hacía mucho tiempo que había olvidado sino pertenecía ya todo a un sueño que no se sabía si había 
sucedido en realidad. 




- Han pasado treinta años. - Dije yo.
- Treinta años de todo. - Dijo Patri. - A finales de los 80´s yo tenía treinta y tantos y tú solo eras un niño; te recuerdo bien, tú padre quería que estudiases.
- No lo hice- Conteste yo.
- Ya. - Dijo Patri mientras daba un sorbo a la lata de cerveza.





No sé que significa mirar la infancia cuando te haces mayor, tal vez no signifique nada o solo es un sentimiento de nostalgia. Sentados
en la cocina veíamos como fuera seguía lloviendo con la puerta abierta de tal forma que el agua salpicaba dentro de la cocina, y llovía
como si nunca fuera de dejar de llover cuando los días de lluvia se amontonan y se anegan las alcantarillas y todo se llena de charcos
que arrastran las hojas secas del Otoño. Tampoco se que significa la nostalgia cuando el mundo nos deja solos o abandonados en una cocina
hablando sobre cosas que sucedieron hace cuarenta años. 


- ¿Como fué….?. - Pregunté.
- ¿El qué….?. - Pregunto patri.
- Ser joven en aquella época.
- Fue una locura. Todo estaba cambiando, incluso las drogas. Recuerdo que fui el primero en traer tripis de la ciudad. Los llamábamos supermanes.
- ¿Los tripis?.
- Si , los tripis se llamaban superman: ajo, sello, micro-punto, soles, o supermanes. - Eran viajes de ácido. - Volvió a decir Patri.
- LSD. - Conteste yo.
- Si. 











2  






Alberto subió primero las escaleras que daban acceso a la segunda planta de la fábrica abandonada y a cada peldaño la escalera parecía que cedía.
- Mirad he subido , no pasa nada – grito Alberto desde la planta de arriba. Luego subí yo y el leve peso de un niño apenas hizo moverse aquellas 
viejas escaleras. Luego subió Javier y al pisar el último peldaño cayó un poco de cal de la pared como si algo se hubiera movido.



- ¿Habéis visto como mola?.  - Expeto Alberto.
- No hay nada.  - Dije yo.
- ¿Y que esperabas encontrar?. - Dijo Javier.
-  ¡Eh mirad !. - Grito Alberto desde una esquina de la diáfana planta superior.
- ¿Qué es…?.  - Pregunté.
- Alguien se ha dejado aquí un radio casette. .- Dijo Javier.
- Si y hay botellas vacías y latas. - Contesto alberto.



Justo en ese momento la escalera cedió y cayó de un golpe retumbando con estrépito todas las paredes de la fábrica abandonada
hasta luego quedarse otra vez todo en silencio. Alberto fue corriendo solo parar mirar las escaleras derrumbadas y javier dijo
– Nos hemos quedado atrapados - .  Al mirar por las ventanas veíamos los árboles, pero no había ninguno lo suficiente cerca 
para agarrarse o descender por una rama. Tampoco había ya escaleras y la altura desde la segunda planta era considerable.
No podíamos bajar. 




- Que no cunda el pánico. - Dijo Alberto.
- ¿Que pánico…?. - Pregunto su primo Javier.
- Yo estoy tranquilo. - Dije yo.
- Aquí parece que vive alguien.  - Dijo Alberto.
- Si mirar ahí hay cosas. . - Dijo Javier.
- ¿Que hay? - Pregunte yo.
- Parece ropa y mira un espejo. - Dijo alberto.
- Eh mira esto son cintas de música. - Dije yo.
- Ponla. - Dijo Javier.
- Aquí pone The doors.  - Dije yo a la vez que daba al play.




Entonces empezó la música en la fábrica abandonada y subí el volumen mientras pegábamos bailábamos y reíamos. 
Alberto encontró unas gafas de sol y yo una gorra nike pero de repente javier dijo. - Pueden volver -  y entonces nos 
quedamos mirando mientras la música sonaba y alberto apago el  casette. - Tenemos que irnos de aquí – Dijo en alto y
empezamos a buscar alguna forma de bajar de la planta superior.



- Saltar es imposible. - Dije yo.


- ¿No veis una cuerda o un hierro largo para poder colgarnos y descender?. - Pregunté.
- Mirad. - Dijo Javier a la vez que nos acercábamos a una ventana.
- Parece un desagüe del tejado. - Dijo alberto.
- La tubería parece que está bién. - Dije yo.
- ¿Tú creés que aguantará…?. - Pregunto Javier.
- ¿Quién primero….?. - Pregunté yo.
- A la de una a la de dos a la de  tres !.
- Te toca alejandro. - Grito alberto además eres el más pequeño.
- Si, tenemos que ver si aguanta. - Contesto javier.




Me descolgué de la ventana y puse el pie sobre un anclaje de la tubería, y parecía que resistía todo mi peso así que solté la primera mano y 
agarré con fuerza la tubería. Apenas se movía y tampoco eran tantos metros de caída. Una vez agarrada con la mano 
la tubería y con el pie apoyado más abajo en el anclaje a la pared conseguí arrastrar la segunda mano por el borde
de la ventana lo suficiente para terminar de descolgarme y  empezar a deslizarme hacia abajo por la tubería.
Al final volví a pisar la yerba y dije – Buff  me he salvado - . Después se deslizo Javier y  después Alberto. 
Nos quedamos detrás de un árbol muy grande y frondoso contemplando la entrada de la fábrica. 



- ¿Quién creés que vivira allí?. - Pregunté.
- Algún vagabundo. - Contesto javier.
- Si claro, con un radio casette. - Dijo Alberto.
- Joder, se nos ha olvidado arriba, mierda – grite yo.
- Es verdad . - Dijo Javier.


Entonces escuchamos el sonido del motor de una moto a lo lejos y nosotros automáticamente nos escondimos entre
los matorrales y los árboles cerca de la entrada a la fábrica abandonada. Al rato una moto de campo con una chico
y una chica se detuvo en la puerta. El la beso al bajarse y ella le abrazó un rato mientras él le acariciaba el pelo.
- Se la va a follar – susurro alberto y entonces todos empezamos a reír hasta que el chico escucho algo y miró hacia
dónde estábamos justo en el momento en que yo salía corriendo y gritaba  - marica el último - .




































No hay comentarios:

Publicar un comentario

España es un país que adolece de - babosismo - y de babosos. De gente falsa e idiota, a los que no hacemos mucho caso , y les ...