Los escritores no "pierden" solo escriben novelas.

Mi pequeña barriada, esta aldea de pijos que han heredado lo suficiente para no luchar por nada es un lugar estúpido como tantos otros sitios dónde hasta se producen conatos de racismo entre marujas de barrio. Un día se inventan una cosa, y se la creen, al año se inventan otra cosa sobre personas como yo en una realidad paupérica por no decir famélica. Ahora se han inventado lo siguiente: "Perdió porque dejó el equipo de Rugby". Dentro de un año dirán otra gilipollez parecida, pero los escritores no pierden solo escriben novelas. Mi equipo de rugby estaba lleno de gilipollas, fué una de las razones por la que deje el rugby con 27 años. Los escritores solo escribimos novelas, que tengan más éxito o no, difiere de la calidad literaria y de la felicidad que supone ser un autor, un poeta y pintor , cantante de rap, fotógrafo a veces. Así que intento cerar los oídos cuando me cruzo con estos analfabetos que votarán al PP o al PSOE, creyendo que cumplen con su deber, pero votar a estos políticos es un crimen. Estoy disfrutando mucho escribiendo mi primera novela, desúes de mucho tiempo, una novela que va a dejar perplejos a tanta gente, no a los que nunca leen, y casí que mejor...porque estan condenados a en su último estertor y álito de vida, darse cuenta de que perdieron gran parte de su vida creyendo en gilipolleces . Algo parecido pasó durante el franquismo. Me remito a mi novela 1989.

¿Qué es lo que mejor se puede hacer en este mundo?

"En principio yo le diría: irse a una playa. Pero en el fondo, de verdad, tengo que decirle que salir de esta especie de laberinto en que nos han metido, una vida que no es la nuestra y que no es la mandada. Que es una organización que necesita esclavos para seguir manteniendo la pura organización que necesita esclavos, y así hasta el final. Salirse de esa cadena terrible, desencadenarse. A riesgo de la soledad, a riesgo de la falta de comprensión, pero irse un poco al campo, en el mejor de los sentidos. Salir de esa extraña y monótona esclavitud de cada día. Darle a cada día su propio afán, pero también su propia sonrisa, su propio gozo, su propio color, su propio aroma. Eso es la inteligencia. Porque una inteligencia que no nos ayude a vivir, no la quiero. No me sirve para nada. No creo que le sirva para nada a nadie"

Antonio Gala.