sábado, 27 de mayo de 2023






Después de acabar el master CEH, mi vida ha vuelto a caer en la distopía. La casa del patri es un agujero en el espacio tiempo donde se repiten todos los días los finales de los 80`s . Es como caer en la casilla del pozo en el juego de la oca del barrio . No creo que vaya a vivir mucho, ni siquiera esto . Al poco de quedar con el mendigo del barrio, pronto la gente empezo a llamarme fracasado. Solo voy allí a escuchar viejas historias, pero creo que ya me se todo lo que me tenían que contar. Y los días se repiten una y otra vez, a un ritmo vertiginoso en una burbuja del tiempo donde solo reinan los años 80`s. Ya he vuelto a casa, con la sensación de que cualquier día a patrice se le lleva la muerte porque los años 80`s ya no existen. En este sumidero que es el mundo. El mundo se lo traga todo, y también se tragará al patri sin ningún romanticismo. Me da lastima pero sale un par de veces en mi novela, en alguna página suelta , una referencia a patrice. Sin embargo todas las noches invoco a la literatura, yo solo en mi bohardilla e intento a escribir, a pesar de que las latas de cerveza, tantas latas... ya casi el único alcohol que soporto, apenas tomo alguna vez un gintonic. Fuera llueve, y aquí hace calor. Siento el sudor propio del verano, parece que en un junio tropical en este siglo XXI pero malamente llueve y susurra el viento. malamente como casi todo.solo la literatura me va a salvar de estar aquí , así que me tengo que poner cómodo, quitarme las zapatillas, prender un porro, abrir una lata de cerveza, poner la emisión de radio 3, quitarme la camiseta, y mientras los pasos van y vienen ahí fuera, darle duro a la máquina de escribir. No sé por donde empezar, tengo la novela entre cortada por capítulos deshilachados, con mi buenos párrafos, e ideas, pero sin acabar. Tengo todo el verano, para terminar mi novela, mientras intento irme de aquí. Si bien despues de la pandemia, acabe en letargo en casa de mi madre, ya me entran ganas de volar, por ahí . al menos otro lugar. Aquí esta todo visto para sentencia, los viejos moriran, y los idiotas de sus hijos venderán los chalets para pagar sus nuevas vidas. este barrio está lleno de desarraigados. Todo el mundo se va. Apesar de no ser un barrio muy novelesco, en mi novela he conseguido convertir cualquier detalle en páginas a chorros, de un no-lugar, porque este lugar no existe como tal, solo es una construcción literaria. Lo importante no es el paisaje que va cambiando con el paso de los años, sino lo que yo quiero contar, un canto a la infancia, que fuimos nosotros. Así que tengo suficiente para comerme la cabeza, no hacen falta las mujeres, aunque tampoco suena mal, estar con alguien. Ahora arrecia la lluvia ahí fuera y yo extrañamente me siento bien, no es que acabe de echar un polvo a la mujer de tu vida, sino solo que me siento bien aquí entre mis pocas cosas, sin que nadie me moleste. Así que cae la lluvia y yo sigo escribiendo 1989.











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