lunes, 4 de marzo de 2024





A las 5 de la mañana hay una media Luna gigante y anaranjada por los tejados de las casas. A las cinco de la madrugada parece que el universo esta ordenado, como si todo hubieran encontrado su sitio y la calma se alarga por las calles vacías . Al lado de una copa de vino se deslizan las horas bajo este teclado, el humo del hachís, y cierta soledad que acompaña a la madrugada mientras suena Trópico útopico en radio 3. Las madrugadas suelen ser un territorio - feliz - bajo la luz de un flexo al resguardo del frío de la madrugada mientras escribo literatura y me pierdo en la nostalgia de cosas que sucedieron hacen décadas, justo allí cuando siendo niño vives las cosas sin apenas saberlo y ahora vistas desde este futuro del 2024 dejan grandes enseñanzas, poderosas imágenes, y grandes metáforas que incluso ahora , en este futuro imperfecto, evocan al mundo y la existencia, de todo lo que fué, y que nos arrastra y sumerge en el significado de nuestras propias vidas, de nuestras propias existencias aún antes de que me vaya a la cama antes de que amanezca. Hay cierta desolación en la madrugada, cierta angustia en en esta soledad solo habitada por mi cuando allí no hay nadie que palío con la música en las paredes de los cascos. Apenas me escucho a mi mismo, sino como una luz encendida en la madrugada en un rincón del hogar señal de que alguién esta despierto mientras los demás duermen y poco a poco el amanecer llega.










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