Lo mejor de los puentes es que los - idiotas - se van a hacer fotos y estropear el paisaje. Como mi madre que también se va, y yo me quedo - solo - en casa. Así én - eco - 9 días - . Lo mejor es esto, la tranquilidad y la soledad. El desengaño. Entre la indiferencia general de la gente normal y su mediocridad y los aledaños de la cultura, en el umbrál de lo que va más allá, quizas la metafísica; las décadas acaban en vía muerta, descarriladas, a un lado, como parte de un paisaje que se descompone, aún recuerdo aquellas fábricas abandonadas, dónde las siglas de la empresa yacían en el suelo caídas y todo lo que supusieron olvidadas para siempre. Así pasa el tiempo de forma inmisericorde y para siempre. Aquellas fábricas abandonadas me sugerían que aquél trabajo y esfuerzo humano había sido vencido y oxidado. Así aprendí el poco poder del hombre contra el mundo, el poco poder de las décadas , de los años, también he aprendido lo poco que aprenden los hombres. Algunos apenas sirven para escucharse a ellos mismos. Así me - alejo - de los pequeños egos y bajas pasiones, aquellas pasioncillas, de estos interesés creados, son solo el comienzo de estos cordeles groseros que mueven el mundo. Lo importante es mi obra y amar mi trabajo cada día de mi vida, por esto y no por lo otro, por aquellas cosas que no nos dejan avanzar, el peso del pasado, la imposiblidad del duelo, mientras cae el desengaño vacío de los años. Porque en realidad, todo se rompe, todo se hace viejo.