miércoles, 1 de mayo de 2024

Último - tren - a París.





Y aquí estoy en el anden, esperando el útimo tren a París. Seguramente haya ya perdido el último tren, pero todavía no lo sé. O no lo sé con caracter - depresivo - Ya con 44 años, miras hacia atrás, solo veo fotos mias - solo - en las memorias de facebook. Selfies fingidos, o sin fingir, pero fotos solo haciendo cosas: Siempre solo. La verdad es que es devastador y triste mi soledad. Me podría hacer gay, pero esto no me haría feliz. Así que la - soledad - tanta soledad, también - mata - . Me ha llamado mi hermano. ¿Qué haces?. - Nada - He contestado. - A lo mejor veo una película en Prime - Vuelvo a decir. - Las niñas están en casa, ahora te llamo y subes con las niñas a ver una película. Así que este es todo mi plan de hoy, de mañana, de pasado mañana, del día siguiente, y del siguiente a este. Una gran nada, ni siquiera me llama nadie. Pero no de ahora, sino desde hace un año. Me siento entre los escombros de mi vida, escombrada ya será por buenas o malas razones entre la injusticia y la desazón particular de los días , en los que todo el mundo tiene algo que hacer o dónde ir. Los días así , han matado más gente que muchas bombas. También hay desalmados que consideraran este texto - depresivo - . La gente se dedica a follar, ocultamente, o sin ocultar, entre las bambalinas de la sociedad y satisfacer la pulsión - sexual - . O a emborracharse , de forma estoica, como patrice que está ya dormido. Yo estoy tomando te, sin saber qué hacer, ni con mi polla, ni con mi vida, ni siquiera en un aspecto - laboral - . Solo tengo la literatura, a ella me agarro los días así aunque observo el mundo, desde mi pequeño portatil. Así que aquí estoy , con poco equipaje, en el anden, del último tren a París, pero todavía no lo sé. El tren ya ha pasado y yo como siempre he llegado tarde. Desde que abandoné la música, he leído más, así que sino me llama mi hermano, me quedaré leyendo, hasta que la soledad, y el tedio me acunen, en este desamparo yermo , este páramo dónde he llegado a mis 44 años, tal vez haya una forma de escapar de este laberinto, tal vez quedarse quieto , parado, en el mismo sitio mientras todo gira y da vueltas, y los pasos van y vienen ahí fuera. Quizás la soledad no este tan mal...








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