miércoles, 12 de junio de 2024





El círculo



Alejandro Rojo y Cisneros.



Al cruzar el umbrál de la puerta de la biblioteca pública sintió cierto alivio al entrar en el edificio y dejar atrás el calor seco y canicular de una tarde de principio de Verano. Subió a la segunda planta dónde una sólida puerta daba acceso a la biblioteca y la sala de periódicos. Contempló la sala llena de estanterías pobladas de centenares de libros que se extendían a lo ancho y largo de la planta del edificio con grandes ventanales tintados desde dónde se podía ver la vieja estación de tren, los andenes y las vías. Así comenzó a caminar entre centenares de libros en largas estanterías distraídamte sin prestar atención a los títulos y el nombre de los autores. No sabía lo que quería leer, tampoco sabía por dónde empezar a buscar mientras ojeaba un libro o miraba el título de otro. Cruzo el apartado de poesía y también el de teatro y comenzó a pasear por la extensa sección de narrativa. Sin rumbo fijo entre los autores ordenados de forma alfabética se deslizó entre los títulos mientras buscaba y de la T de Thoreau saltaba a la de K de Kafka para acabar leyendo la contraportada de una obra de Roberto Bolaño. Encontró más interesantes los libros devueltos que aún no habían sido colocados otra vez que la sección de novedades pero entre tantas obras y libros ningúno llamaba su atención. Así se deslizo por el pasillo principal paar acabar contra vez en la A. Dejó atrás los primeros autores y alzó el brazo para coger una obra que nunca había leído del filósofo Umerto Eco - El Péndulo de Focault - de la estanería superior y entonces un naipe se deslizó entre las páginas del libro y cayó al suelo. Miró a un lado y a otro para asegurarse que nadie le miraba antes de agacharse a coger la carta del suelo con el dorso tapando el número de la carta. Al darla la vuelta dudo durante un instante sin embargo no era un naipe de una baraja española o americana, era una carta del Tarot. El arcano número 2 , la sacerdotisa. Él nunca había tenido cartas del tarot aunque conocía su existencia como un juego al que nunca había hecho demasiado caso. Abrió el libro y repasó las páginas por si encontraba alguna otra cosa; otra carta, o tal vez algúna señal en la obra. Decidió tomar presatada la obra de Umberto Eco y caminó hacia la secretaría dónde la bibliotecaria hablaba por teléfono. Guardo la carta dentro de su bolsillo y le dejó el libro en el mostrador esperando a que le antendiera cuando colgase el telefóno mientrás intentaba pensar en el significado de aquella casualidad. Saliendo de la biblioteca abrió el libro y se quedó contemplando el título del primer capítulo: Keter. Apenas leyó las primeras líneas de la novela, deposito la carta del Tarot en la primera página de libro a modo de pasa páginas y recordó que ya de niño había escuchado el nombre de aquella novela y de su autor el filósosofo Umberto Eco. Volvió a pensar en el nombre del primer capítulo : Keter . A la vez que cruzaba la calle hasta llegar a la parada de autobus intentando recordar de qué le sonaba aquella palabra. Al subir al interurbano y sentarse en un sitio al final del autobus volvió a recoger la carta del Tarot y colocó el libro a un lado. No sabía cómo o por qué pero había cruzado el umbral de lo cotidiano y por tanto condenado a ser olvidado , tal vez solo fuera utilizado de pasapáginas, o tal vez había caído en el juego de algún soñador o adolescente. Alguien olvidó la carta allí o tal vez alguien lo dejó a drede, tal vez como invitación a leer, o tal vez ´como parte de un juego. Así comenzó a leer - El péndulo de Foucault - de tal forma que al comenzar el libro y leer las primeras descripciones del péndulo que había caído en la casilla mágica de algún reino pero no lo sabía con certeza.







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