sábado, 16 de noviembre de 2024





Hoy es sábado, son las 9.43 am marca el reloj del portatil. Abro una latita de cerveza que sobro ayer y me fumo un porro de y.e.r.b.a mientras escucho un disco de vinilo de David Bowei y aquél disco titulado Youngs americans, con una - Starman - de Bowei acabo mi novela - 1989 - esa canción, la última canción que suena al finalizar el tercer acto a modo de epílogo . Al escribir esto recuerdo que el yijing me advirtió que ellos.. no iban a seguir mis consejos, que poco a poco se van a hundir en problemas, y que el único de allí que podía conseguir - algo mejor - era yo. Así que por no poder llevar otra vida, al menos me aseguré que siempre existiera un ellos y un yo y me he matenido - alejado - y distante . El yijing es eficiente, a uno de ellos por ir dónde no debía ir, le estropearon el coche, que quedó inservible, le quitaron buena parte del ingreso mínimo vital y por último en una pequeña obra se cayo con tanta desgracia que se dió contra un hierro y perdió el diente paleto superior, que es una gran putada sobretodo para la estética. Del otro mejor no digo nada. Sin embargo esta era me ha servido para dos cosas: desaparecer asilado en el bar clandestino de Orwell y dejar pasar un poco el tiempo mientras los poderosos se sacan los ojos unos a los otros en este país que ha caído por malos políticos que no se sabe exactamente quién se creén, que nos acechaban, y a los que nuestra libertad les molesta en ese cainismo en el que han convertido la política de España, que ya parece una amenaza más como el paro o la vivienda. El mal llamado - establishment - político que por no saber hacer otra cosa ha acabado convertido en una pocilga que ni siquiera el resto de ciudadanos sabe para qué sirve sino es otro mal endémico. A este sentimiento anti-político en general, también los políticos lo quieren arrinconar y censurar, como sin en vez de ser políticos equivocados fueramos ciudadanos equivocados. Ya. Así que he dejado pasar una era cuando llegué el próximo Septiembre, tendré que tomar decisiones, ahora todavía no con mi madre enferma, siento impotencia, de no poder hacer nada, confíar en los médicos y por lo demás mantenerme - alejados - distante y seguir escribiendo esta novela - 1989 - a la que tengo que dar muchas vueltas para narrar lo que yo deseo y ser certero y verdadero.

















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