sábado, 16 de noviembre de 2024







Yo vivo bajo mis creéncias. Y solo a ellas debo mi vida. Entre ellas están la de no chupar pollas, para ir al paraíso. Esta gente primero te llaman Kerouac , luego te llaman maricón y luego te dicen que salgas del armario. En fin. Mejor que no nos llamen nada, más bukowsky y menos kerouac. Je je je . Estos espíritus numinosos, no parecen extraños o ajenos al mundo en esta angeología entre beatos y también los hay mea pilas. Sin embargo cómo no soy partidiario de la inquisición, que si bién fue abolida en teoría en el siglo para nuestra verguenza XVIII, ha permanecido en el subconsciente colectivo de forma viva. No hay nada como mi vecina del número 9 . En esto se comprende que no hay nada mejor cuando el único país que merece la pena, es la imaginación pero esta también tiene sus sótanos y subterráneos , cajones nunca abiertos de la memoria colectiva que ya Goya , nuestro primer - exiliado - quería dejar atrás. No era Jovellanos o GOya anticlericales, y siempre jocosamente, entre sátiras sobre frailes y monjes, también es cierto que fue otra España, dónde nacio la España moderna. Estos espiritus numinosos señalan el camino, para que no me desvía de lo importante, el bien que podemos comprobar como ciegos palpando el universo las categorías y arquetipos del universo y la naturaleza donde como escribió Martin Heidegger en su obra el Último Dios, solo desocultándose a través de señales. Nosotros solo somos materia y la matería no puede ir a al otro lado. Sin embargo desde el otro lado nos llaman. Solo somos huesped de Dios. HUesped en esta casa, huesped en la vida, huesped tal vez en la muerte. Vengo del Hospital he estado alli 7 horas sentado en una habitación. A veces pienso en todas estas cosas. A pesar de esto , también pasa con la ciencia y los cientificos y médicos y todo el personal que les rodea de enfermeria, también son como nuestros monjes y frailes , un paripé del que podríamos hacer humor con la religión de la salud y su fe ciega en la ciencia, para lo que estamos vivos. Podrán alargarme unos años la vida, pero nunca podrán describir el reino porque en cuestiones, al menos morales, estamos como en la edad media y la escolástica. La verdad es que la ciencia una vez muerto no me servirá de nada pero la fe si. He estado acompañando a mi madre, haciéndola reir, de como mi hermano me ha llevado en moto hasta el hospital con la mochila que casi se vuela por la autopista. Y sin embargo yo estaba pensando al ver a las enfermeras que en cuanto cierran la puerta dicen - la palma - ya me paso con Messie antoine, yo que soy perro viejo y he estado en hospitales se mucho de escuchar a la gente cuando cierran la puerta y creén que nadie les escucha. La ciencia tal vez merezca la pena pero la humanidad es tan frívola como una obra de teatro sin mucha gracia. Al menos lo otro, lo de más allá es numinoso. Yo por esto no quiero vivir con odio, ni con mentira. O no sé como explicarlo, que somos más que el materialismo al que nos quierían reducir. Al final pienso aquí solo, que la soledad a veces no está bién, me siento demasiado solo y escribo cosas sin parar m ientras personajes como Zapatero y la sexualidad de los demás se esconden detrás de las periodistas estúpidas que piensan que un heterosexual se puede hacer gay o bi, ellos lo llaman bi, pero un - bi - no puede dejar de serlo: No creémos en vosotros , lo siento. Porque a mi me gustan la cosas que me hacen libre, y no las que me condenan. En fin.











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