sábado, 9 de noviembre de 2024
Orwell nunca se casó , ni se emparejó. Tal vez de aquello nació la II parte de mi novela este piso patera de Españoles fracasados y marginales. Ahora me siento a escribir un rato perdido entre mis personajes qué me ayudan a soportar la soledad. La radio encendida sintonizando radio 3. A veces solo te queda tú mismo. Refugiarse en ti mismo porque no hay otro refugio; solo esta bohardilla a media luz dónde refugiarse de la noche y del frío del Otoño al lado de una taza de té caliente. Si la primera parte de la novela trata sobre el recuerdo de la infancia y en mirada descarnada de lo que fueron los años 80`s desde la mirada de unos niños. La segunda parte de la novela, la parte que estoy escribiendo ahora, narro el futuro peor de un mundo mejor que no pudo ser dónde personajes arrinconados, marginales y pícaros, intentan sobrevivir a la pobreza. He estado leyendo todo lo escrito hasta ahora y tiene muy buena pinta y cómo novelista soy libre. Por ahora solo esta esbozada a grandes rasgos generales y sin embargo cada vez se parece más a una novela. Después de los años anteriores, dónde aquellos que me llamaban - kerouac - ni siquera nos dieron ninguna oportunidad ni para publicar algo que hace que sospeche de sus malas intenciones. A parte de esto la literatura continúa, se escribe en silencio: imágenes, metáforas, descripciones, diálogos. Que no solo describen un lugar y un tiempo, sino qué además no sirve para enseñarnos que todo es universal, lo que sucede a un solo hombre, le sucede también a toda la humanidad. Cuando comencé a juntar relatos de la infancia, a modo de capítulos no sabía en un principio que se iba a convertir en una novela y ahora tengo que solucionar muchos problemás. Si la primera parte esta narrada en primera persona, la segunda parte está escrita en tercera persona, combino diferentes técnicas literarias en un - innovar - o al menos intentarlo sin perder la fuerza narrativa. Todavía tengo que escribir mucho. ¿Qué hora es?. Todo el Invierno nos espera.
1989
I parte
3 Ese niño te mira raro
La vieja vaquería - Priégola - todaviá no había sido derribada pero la habían abandonado cómo todo lo demás. Parecía una pequeña aldea llena de pabellones de labor, pisos abandonados y pronto se convirtió en el lugar de juego de los niños asilvestrados cómo nosotros. Una tarde pegue una patada a una puerta y esta cedió. Al cruzar el umbral de la puerta primero uno , despues otro, con nuestros palos y piedras, como si fuéramos un ejército invencible. Fuimos descubriendo y conquistando cada piso , planta por planta, escalera a escalera de un lugar abandonado. En el último piso nos quedamos a mirar por la terraza y desde allí se podía ver la carretera, y por las ventanas de la cocina al otro lado a lo lejos la ciudad. De repente se escucho un ruido y alberto empezó a reir.
• Eh mirar chicos.
• ¿Que pasa…?. - Gritamos a la vez javier y yo.
• Venid he encontrado algo.
Al acercarnos a la habitación dónde estaba alberto vimos un monton de revistas porno apiladas casi doscientas desde plays boys y revistas porno mientrás nos reíamos y empezábamos a coger las revistas.
• Bufff, que guarros. - Dije yo.
• Si. - Contesto Javier.
• Si mira como se la mete. - Dijo alberto.
• Ahhhh !. - Conteste yo.
• • Mira mira mira, un poster.
• Ala.
Y así por primera vez contemplamos la naturaleza perfecta de la mujer y el sexo. Pasamos horas entre risas y fotos de rubias desnudas, hasta que hicimos el pacto de no contarselo a nadie. Así que fue como empecé a mirar a mis vecinas. Se llamaban Patricia e irene, ya me había dado cuenta que desde la ventana de la habitación de mi hermano , se veian las habitaciones de ellas. Un día al caer la tarde me subí a un taburete, tenía 11 años. Me colgue de la ventana y empecé a mirar por ella. Patricia estaba desnuda, tenía 17 años. Se daba crema lentamente en su grandes tetas, y fue así como conocí la sexualidad. Su culo, su largas piernas, el pelo púbico… y espiarlas se convirtió en mi juego era el año 1989, los 80´s habían acabado y empezaba otra década: el muro de berlin había caido, la guerra fría parecía que había sido un mal sueño aunque nosotros poco sabíamos de o más que escuchar palabras como Chernobil en el colegio.
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