jueves, 7 de noviembre de 2024




No sé si había muchas chicas de 14 años con moto de campo en el franquismo, pero mi madre fue una de ellas en el año 1960. Mi madre ahorro mucho para tener aquella moto incluso vendía deshechos de la guerra civil en estos mismos cerros y descampados. Era la única forma de ser chica y vivir en mitad de la nada, tener moto. Después se comió la deslocalización de industria de la ropa, cuando me criaba a mi, y se quedó sin trabajo porque ella cuando yo era niño era jefa de costureras en las grandes fábricas. Hoy está en una habitación del hospital con mascarilla y enganchada a una máquina de suero. NO hay nada más terrible que esto y yo estoy en casa, solo y sintiendo toda la impotencia del mundo. Hoy no puedo más, ni escribir ni nada, me he despertado a las 6.30 para ir al hospital y son las 22.55 ya. Apenas apuro un porro de yerba, mientras pienso en mi madre. Recuerdo que mi madre me contó una vez que el abuelo no la dejo apuntarse a los cursos de la falange para aprender a coser, era los únicos cursos para niñas, pero nunca fue. Un día fue jefa de un pabellon de costureria. Al final mi madre se saló con la suya e hizo el lío al abuelo. Aprendió a coser cuando España era otra cosa y sobretodo este barrio. Apuro la última lata de cerveza vacía, fumo yerba, y estoy triste oh.








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