jueves, 7 de noviembre de 2024

1989.


II parte.


II acto.



2. Aquí roba chinas todo el mundo.




Alejandro vigilaba a veces la escena del crimen y ya había visto a Messie Antoine y a Ventura robar chinas y trozos de hachís a Orwell cuando este iba tan borracho que ni se daba cuenta de lo que hacía o dejaba de hacer. Sino era yerba en la temporada de marihuana porque aquella casa se llenaba de yerba al llegar Octubre y Noviembre. Sino cogía Alejandro también lo que dejaba Orwell sin darse cuenta encima de la encimera de la cocina . Ventura era un pobre desgraciado y siempre estaba mirando a Orwell y Alejandro sabia que en cuanto Orwell se emborrachara y se diera la vuelta , Ventura intentaría robarle. Sin embargo Ventura entre sus risotadas era afable y puntual en el pago de la habitación que tenía alquilada, probablemente lo único que tenía. Alejandro a veces le dejaba un par de euros sabiendo que nunca lo iba a recuperar y sino era Alejandro era el dueño del bar que le dejaba 10 pavos, sino sería Orwell que le dejaría algo , o sino alguno de sus hermanos a quién le daría el palo para robarla 50 o 100 euros y poder vivir hasta final de mes dónde todo volvía otra vez a empezar. Ni siquiera Van el perro miraba bien a Ventura que tampoco se acercaba mucho al perro por si acaso. Ventura era vil, malo , deslenguado, faltón y además estaba un poco loco algo que notaba Alejandro siempre vigilando, al llegar la noche Ventura se sentaba a escuchar la radio entre monólogos para si mismo y risotadas lúgubres e histéricas. Sin embargo era puntual en el pago del alquiler, y Orwell apenas tenía mucho más qué algunas habitaciones para alquilar a hombres solitarios cómo Ventura y su hermano. Este solo agachaba la mirada delante de Messie Antoine qué aristocrático y terrible a veces se enfadaba y entonces ese día hasta el deslenguado de Ventura se tenía que callar. Así que a Orwell no solo le vigilaba Alejandro sino que también Messie Antoine protegía Orwell. Si bien esté era afín al viejo partido comunista , Ventura era el hijo sin más patria que la pobreza de una gran familia , hijo sin subsidio de la derechona Española pero sabía muy bien qué se jugaba e igual que era afilado y deslenguado era ordenado y poco gastador aunque se había convertido en un pícaro que recorría la ciudad de Madrid, trapicheando con la marihuana de Orwell y recogía cosas de los parques casi cómo un mendigo : un día aparecía con un teléfono móvil perdido, otro día con un paraguas que habían encontrado , a veces con botellas a medias de ron recogidas de la calle. Un marginado de la sociedad, otro sin casa, otro perdido, sin subsidio ni renta mínima. Messie Antoine tenía piedad por él pero Orwell no, incluso le quitaba las botellas de aceite de girasol para que no pudiera cocinar sino compraba él una botella de aceite porque aparte de malo , falton , afilado y deslenguado también Ventura era un caradura que siempre estaba esperando la oportunidad para coger algo de los demás. Incluso Alejandro que sabía que Ventura no iba a hacer nada por él le daba alguna lata de cerveza los días que se reunían y compartía con él la marihuana que pillaba siempre a crédito a Orwell. Se trataba de sumar decía Orwell a veces pero no era cierto, a lo mucho que se sumaba allí era para comprar una caja de cerveza. Orwell pasaba toda la mañana en la cocina preparando en la olla la comida, escuchando la radio, bebiendo cerveza y fumando marihuana mientras los demás iban y volvían de la ciudad. Parecía el futuro desolador de un mundo mejor que no pudo ser . Un mundo que los había dejado atrás , que los había marginado y estaban allí solos como invitados a su propia ruina cómo si fueran despojos humanos de una sociedad que les había rechazado y cerrado todas las puertas. Incluso Alejandro, el más joven había sido abandonado por sus viejos amigos y ahora permanecía casi solo sino fuera por Orwell y los demás. Así que hacían una gran familia en Fortuna 40 con sus desavenencias y días de alegría cuando algo salía bien. Alejandro por ayudar a Orwell vendía marihuana que llevaba en el tren a otros barrios, solo por echar una mano. La nevera casi siempre estaba vacía apenas Orwell compraba algo al día en el supermercado cuando iba a comprar las primeras cervezas del día. Ventura decía que Orwell estaba perdiendo poco a poco la cabeza de no salir de Fortuna 40. - Hay un mundo ahí fuera – gritaba a veces Ventura cuando con las pocas fuerzas que le quedaban volvía de arreglar algún papel para conseguir el ingreso mínimo vital. Alejandro llamaba a Ventura cariñosamente – estrella errante – como la canción que cantaba Lee Marvin en la leyenda de la ciudad sin nombre. Tanto es así que Ventura se le parecía tanto a aquél personaje que solo le faltaba echar a cantar: I was born under a wendering star porque Alejandro al ser más joven había cogido cierto cariño a estos viejos . Si Orwell veía que Ventura no tenía dinero, le medio echaba de casa sino antes él mismo se iba siempre dejando pagada su habitación. Así que muchas veces Ventura no estaba y solo le llamaban por teléfono a Galicia cuando estrella errante iba a pasar el Invierno sino tenía suficiente para pagar el alquiler a Orwell y volvía a bajar en Primavera con la excusa de arreglar papeles siempre haciendo el chicle, estirando las situaciones, robando, pidiendo prestado dinero que nunca devolvería, mendigando por la ciudad de un sitio a otro. Sí a veces Messie Antoine se aprovechaba de Orwell, solo lo sabía él pero también lo sabía Alejandro que cómo solo era un invitado en realidad le daba igual que Messie le robara porros a Orwell, porque al final de alguna forma o de otra Orwell terminaba por aprovecharse de Messie , de Alejandro e incluso de Ventura. Aquella casa , Fortuna 40, solo funcionaba gracias a los inquilinos, si había dinero para comprar gas para el agua caliente o sí había todavía electricidad porque el mismo Orwell solo vivía de conseguir hachís y marihuana y venderlo después. Si Alejandro se aprovechaba de Orwell para llegar a final de mes luego era recompensado con creces o tal vez era Orwell el que se aprovechaba de Alejandro prestando un poco de dinero a cambio de más de lo que le había dejado. Sin embargo Orwell era un pozo sin fondo. Tenía tantas deudas y le iba tan mal que daba igual cuanto dinero le dieras porque desaparecería. Daba igual cuanto comida dejaras en la nevera porque en un día o dos desaparecería, ni cuantas cervezas dejaras, porque desaparecerían así que todos en su habitación habían hecho una apartado para la alacena porque en aquella cocina y en aquella nevera no se podía dejar nada y por esto casi siempre estaba vacía y su misión más que nada era enfriar el vino y la cerveza en Verano mientras la radio, siempre encendida, sintonizaba los programas musicales de la cadena pública radio 3. Algo que hacía ameno estar allí escuchando canciones . A Alejandro a veces le parecía qué sólo faltaba que el perro Van se levantará y dijese: Aquí roba chinas todo el mundo. Porque parecía una obra de teatro que según llegaban a casa cogían yerba mientra Messie Orwell yacía borracho durmiendo la mona. Incluso una vez Alejandro había pillado a Ventura fisgando en la habitación de Orwell cuando este no estaba. Había avisado a Orwell algo que había molestado a Ventura porque se había dado cuenta. Desde entonces Orwell cerraba la habitación sino estaba, ya era un ejemplo de pobre cómo para tener un sub – pobre , tacaño, faltón deslenguado como estrella errante, robando yerba y utilizando el aceite. Alejandro a veces no soportaba a esterlla errante porque era como un pitufo gruñón entonces utilizaba el super poder de marcharse y desaparecía. Incluso el viejo Orwell entonces se sentía molesto porque se quedaba a solas con un pitufo gruñón y carca de la derecha no diciendo muy alto viva España mientras le interesase aquella habitación porque algún día conseguiría el mínimo vital y entonces se iría. Solo hacia falta escuchar las noticias en la radio a su lado para conocer a semejante extremista que intentaba callar al ser huésped de Orwell en Fortuna 40 , y todos conocían la afiliación izquierdista del dueño de la casa. A Alejandro le daba pena dejarle solo allí con él, porque en realidad Ventura intentaba adular a Orwell y a la vez por la espalda criticar a Alejandro para quedarse él con el poder de aquella casa. Alejandro más tarde o mas temprano se iría de allí y todo cambiaría y solo volvería de vez en cuando. AL final Alejandro era un refugiado acosado por la derecha rampante y los rumores de viejas de aquella barriada y Orwell lo sabía y le había dado rango de asilado. Aunque a veces para Orwell era un poco pesado tener inquilinos y asilados pero Messie Antoiene intercedía y siempre llamaba a Alejandro para que volviera a Fortuna 40 que sino era ni una cantina ni una ONG se parecía bastante al menos a un bar siempre perdidos entre largas tertulias qué no se saben ni cuando empezaba, ni cuando terminaban alrededor de cervezas y botellas de vino vacías. Alejandro temía a veces lo peor, que Ventura y su hermano se se vieran solos y poco a poco tomasen el control ante la intermitente inconsciencia de Orwell que ya solo servía para beber cerveza abocado a un futuro peor. Incluso Alejandro temía por Orwell cuando cogía el coche borracho por la noche y un día había tenido un golpe y hacía reventado dos ruedas. Tampoco él podía hacerse cargo de la vida de los demás a poco podía llevar su vida hacia buen rumbo viviendo con de un subsidio siempre esperando un golpe de fortuna qué le llevará a otro lugar mejor qué Fortuna 40. Aquella casa no solo parecía abandonada sino que poco a poco las décadas olvidadas habían instaurado allí un reino. Cada habitación estaba llena de cosas inservibles de otro tiempo; muebles llenos de polvo con cosas que hace décadas que no se utilizaban, ni se tocaban: platos de café, teteras, cajas llenas de libros. Emergía de allí cierto poder, cierta herrumbre polvorienta que hacía de aquél lugar un sitio que parecía olvidado a punto de ser borrado del mundo. Ni siquiera las largas tardes sentado en la cocina de Orwell hacía que Alejandro olvidará que estaba en un lugar perdido, otro lugar abandonado como los lugares abandonados para siempre de su infancia, a puntos de ser borrados del mundo. Aquella situaciones le atraían porque al volver a casa de Orwell era cómo volver también a un lugar que le recordaba a aquellos años 80`s cuando era niño. Aunque Orwell no quería a Alejandro sabía que este era guapo y mirado por las mujeres y esto le había creado muchos enemigos. Siempre había destacado desde el instituto y para Alejandro no era fácil distinguir cuando los demás se intentaban aprovecharse de él. Cómo asilado tiene muchos derechos pero no todos y por esto casi siempre utilizaba el super poder de marcharse a casa antes que los celos y las envidias de los demás le impidieran seguir continuando su tranquila vida que por regla general se limitaba a transitar entre tres calles , ir y venir al supermercado , e ir a Madrid de vez en cuando . Lo demás le daba igual o esto creía porque aunque era todavía joven ya empezaba a notar los años. El descalabro era total en Fortuna 40, si Alejandro tenía un subsidio y Messie Antoine la jubilación. Los demás personajes de Fortuna 40 mal vivían entre su pobreza. Aquella cochambrosa cocina siempre sucia era lo más parecido que tenían todos a un hogar y entre sus estrecheces vivían celebrando la navidad o las noches largas de Verano. Porque Fortuna 40 era sobretodo una celebración de pobres sin redimir y sin esperanza a los que ya les daba todo un poco igual.












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