martes, 5 de noviembre de 2024
Orwell y mi madre - duermen - . Y yo esty solo aquí. He barrido mi habitación, he recogido todos los cacharros, he sacado los platos del lavavajillas, he barrido el jadin, que me mi madre no esté a disgusto pensando en la infinidad de cosas que se quedan sin hacer. He pasado de andar 5000 pasos un domingo cualquiera, a caminar 9000 pasos antes del medio día. Hasta llegar a los 19000 por ahí. Estoy intranquilo y un día y otro recorro los mismos paisajes revisando qué todo esté en orden. La realidad es trágica por dentro: Mi madre ya no duerme, el tesoro se ha perdido , oh. ... . Y todas las cosas que suceden cuando un mundo que fué se acaba. Escribo en la novela 1989, mientras nos precipitamos a los hospitales, y caemos por el sumidero de la existencia. He decidio agarrarme a lo que mejor sé hacer , la literatura. Acabar la novela . Y así ahora me siento a escribir entre las horas mientras vigilo que mi madre descanse y yo intento no dormir para dormir por la noche ,mañana nos esperan los hospitales. La literatura me aferra a la vida, a que todo tiene que estar en orden, a que tengo que vigilar. Y así en estado de alerca, comienzo el capítulo 2 del segundo acto de la segunda parte, titulado : Aquí roba chinas cualquiera. Así me voy a entretener por la tarde mientras los demás descansan. Hay que acabar la novela. Es todo terrible pero no hay otra cosa. Hoy he tardado todo un día en arreglarme. Primero me he afeitado por la mañana, he gastado dos cuchillas de la barba que tenía, y por la noche me auto arreglado el pelo y me he metido una ducha. Estoy un poco - deprimido - . Si hace unos días estaba entretenido con el bug bounty todo ha caído cómo un golpe seco para volver a descentrarme otra vez. y qué más dá. También estoy trantando de asumir que estoy solo, que apartir de ahora , tengo que ser completamente autónomo. Y ser fuerte. Me esconderé en la literatura...
II Parte.
II Acto.
2. Aquí roba chinas todo el mundo.
Alejandro vigilaba a veces la escena del crimen y ya había visto a Messie Antoine y a Ventura robar chinas y trozos de hachís a Orwell cuando este iba tan borracho que ni se daba cuenta de lo que hacía o dejaba de hacer. Sino era yerba en la temporada de marihuana porque aquella casa se llenaba de yerba al llegar Octubre y Noviembre. Sino cogía Alejandro también lo que dejaba Orwell sin darse cuenta encima de la encimera de la cocina . Ventura era un pobre desgraciado y siempre estaba mirando a Orwell y Alejandro sabia que en cuanto Orwell se emborrachara y se diera la vuelta , Ventura intentaría robarle. Sin embargo Ventura entre sus risotadas era afable y puntual en el pago de la habitación que tenía alquilada, probablemente lo único que tenía. Alejandro a veces le dejaba un par de euros sabiendo que nunca lo iba a recuperar y sino era Alejandro era el dueño del bar que le dejaba 10 pavos, sino sería Orwell que le dejaría algo , o sino alguno de sus hermanos a quién le daría el palo para robarla 50 o 100 euros y poder vivir hasta final de mes dónde todo volvía otra vez a empezar. Ni siquiera Van el perro miraba bien a Ventura que tampoco se acercaba mucho al perro por si acaso. Ventura era vil, malo , deslenguado, faltón y además estaba un poco loco algo que notaba Alejandro siempre vigilando, al llegar la noche Ventura se sentaba a escuchar la radio entre monólogos para si mismo y risotadas lúgubres e histéricas. Sin embargo era puntual en el pago del alquiler, y Orwell apenas tenía mucho más qué algunas habitaciones para alquilar a hombres solitarios cómo Ventura y su hermano. Este solo agachaba la mirada delante de Messie Antoine qué aristocrático y terrible a veces se enfadaba y entonces ese día hasta el deslenguado de Ventura se tenía que callar. Así que a Orwell no solo le vigilaba Alejandro sino que también Messie Antoine protegía Orwell. Si bien esté era afín al viejo partido comunista , Ventura era el hijo sin más patria que la pobreza de una gran familia , hijo sin subsidio de la derechona Española pero sabía muy bien qué se jugaba e igual que era afilado y deslenguado era ordenado y poco gastador aunque se había convertido en un pícaro que recorría la ciudad de Madrid, trapicheando con la marihuana de Orwell y recogía cosas de los parques casi cómo un mendigo : un día aparecía con un teléfono móvil perdido, otro día con un paraguas que habían encontrado , a veces con botellas a medias de ron recogidas de la calle. Un marginado de la sociedad, otro sin casa, otro perdido, sin subsidio ni renta mínima. Messie Antoine tenía piedad por él pero Orwell no, incluso le quitaba las botellas de aceite de girasol para que no pudiera cocinar sino compraba él una botella de aceite porque aparte de malo , falton , afilado y deslenguado también Ventura era un caradura que siempre estaba esperando la oportunidad para coger algo de los demás. Incluso Alejandro que sabía que Ventura no iba a hacer nada por él le daba alguna lata de cerveza los días que se reunían y compartía con él la marihuana que pillaba siempre a crédito a Orwell. Se trataba de sumar decía Orwell a veces pero no era cierto, a lo mucho que se sumaba allí era para comprar una caja de cerveza. Orwell pasaba toda la mañana en la cocina preparando en la olla la comida, escuchando la radio, bebiendo cerveza y fumando marihuana mientras los demás iban y volvían de la ciudad. Parecía el futuro desolador de un mundo mejor que no pudo ser . Un mundo que los había dejado atrás , que los había marginado y estaban allí solos como invitados a su propia ruina cómo si fueran despojos humanos de una sociedad que les había rechazado y cerrado todas las puertas. Incluso Alejandro, el más joven había sido abandonado por sus viejos amigos y ahora permanecía casi solo sino fuera por Orwell y los demás. Así que hacían una gran familia en Fortuna 40 con sus desavenencias y días de alegría cuando algo salía bien. Alejandro por ayudar a Orwell vendía marihuana que llevaba en el tren a otros barrios, solo por echar una mano. La nevera casi siempre estaba vacía apenas Orwell compraba algo al día en el supermercado cuando iba a comprar las primeras cervezas del día. Ventura decía que Orwell estaba perdiendo poco a poco la cabeza de no salir de Fortuna 40. - Hay un mundo ahí fuera – gritaba a veces Ventura cuando con las pocas fuerzas que le quedaban volvía de arreglar algún papel para conseguir el ingreso mínimo vital. Alejandro llamaba a Ventura cariñosamente – estrella errante – como la canción que cantaba Lee Marvin en la leyenda de la ciudad sin nombre. Tanto es así que Ventura se le parecía tanto a aquél personaje que solo le faltaba echar a cantar: I was born under a wendering star porque Alejandro al ser más joven había cogido cierto cariño a estos viejos . Si Orwell veía que Ventura no tenía dinero, le medio echaba de casa sino antes él mismo se iba siempre dejando pagada su habitación. Así que muchas veces Ventura no estaba y solo le llamaban por teléfono a Galicia cuando estrella errante iba a pasar el Invierno sino tenía suficiente para pagar el alquiler a Orwell y volvía a bajar en Primavera con la excusa de arreglar papeles siempre haciendo el chicle, estirando las situaciones, robando, pidiendo prestado dinero que nunca devolvería, mendigando por la ciudad de un sitio a otro. Sí a veces Messie Antoine se aprovechaba de Orwell, solo lo sabía él pero también lo sabía Alejandro que cómo solo era un invitado en realidad le daba igual que Messie le robara porros a Orwell, porque al final de alguna forma o de otra Orwell terminaba por aprovecharse de Messie , de Alejandro e incluso de Ventura. Aquella casa , Fortuna 40, solo funcionaba gracias a los inquilinos, si había dinero para comprar gas para el agua caliente o sí había todavía electricidad porque el mismo Orwell solo vivía de conseguir hachís y marihuana y venderlo después. Si Alejandro se aprovechaba de Orwell para llegar a final de mes luego era recompensado con creces o tal vez era Orwell el que se aprovechaba de Alejandro prestando un poco de dinero a cambio de más de lo que le había dejado. Sin embargo Orwell era un pozo sin fondo. Tenía tantas deudas y le iba tan mal que daba igual cuanto dinero le dieras porque desaparecería. Daba igual cuanto comida dejaras en la nevera porque en un día o dos desaparecería, ni cuantas cervezas dejaras, porque desaparecerían así que todos en su habitación habían hecho una apartado para la alacena porque en aquella cocina y en aquella nevera no se podía dejar nada y por esto casi siempre estaba vacía y su misión más que nada era enfriar el vino y la cerveza en Verano mientras la radio, siempre encendida, sintonizaba los programas musicales de la cadena pública radio 3. Algo que hacía ameno estar allí escuchando canciones . Sólo faltaba que el perro Van se levantará y dijese: Aquí roba chinas todo el mundo.
de la novela 1989.
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