En esta era navideña de felicidad automática solo hay que recordar que la felicidad no existe, solo existe aquél querer ser feliz, aparentar serlo, creer que tomarse tres cañas es libertad. Es como - reir - no ríe quién quiere sino quién puede. Le sucede a mis vecinos feos , malos y franquistas, quieren reir pero no pueden, así que lo hacen grotescamente y sin gracia, sin felicidad, sino es la vida ajena. En esta arcada social la verdad es que creo más en la alegríá de tú trabajo, como escritor y como novelista, soy plenamente feliz. Por ejemplo la risa histriónica que esconde aquél histerismo del que hablaba Freud. Más bién desde lejos se asemejan a hienas. Me iban a pegar, en fin. Qué lastima que cualquiera puede utilizar tu nombre, y que lástima además que puedan hacernos perder el tiempo. Así está España, claro. Hay que ser un enfermo para - reir - en esta sociedad. No despiertan más que mi indiferencia. Y nos llamán - maricones - como si lo fuera, en esta arcada social y la gente fea. También rie la gente horrible esto demuestra que la risa está sobrevalorada. Tambén ríen los tontos por simple estupidez. Así que a mi no me hacen daño.
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