martes, 17 de junio de 2025





Dice un dicho popular en Bagdag que los ladrones no leen y los que leen no roban. Así que en un principio mi literatura esta resguardada con magia que es - toda - mi riqueza contra la gente común, los iletrados y algunos ladrones de élite. Sin embargo en esta - extraña - historia - que los que me perseguían , aquellos ladrones de vidas ajenas, de poesías modernas, de famas ajenas sin embargo son los peligrosos. Estos ladrones no son gente común sino que pertenecen a sectas y barricadas literarias y la sangre de jóvenes es lo que más les gusta mientras manipulan entre las generaciones. Así fue durante mi juventud y no contentos con haber arruinado juventudes, también nos quieren molestar en la madurez. Al final es que no hay final, solo llegamos a la vida adulta dónde envejecer y morir son los únicos argumentos de la obra. BEsos no, con lo qué me gusta - besar - . La ciudad de Madrid, ya no es la ciudad en la que crecí. Ha sido asfaltada con millonarios latino americanos, y de europa del este. Para esta gente los españoles somos unos gilipollas que vivimos en un país precioso. En fin perspectiva y realidades de un pais que cambia. Ya no es el madrid que vivi y mucho en aquél cambio de milenio cuando la música electrónica poco a poco se imponia. Es lo que más mola de cómo fué el cambio de milenio. Por ejemplo que Carl cox baje de la caina de dj y en una sala con apenas cuatro chavalillo entre ellos yo, y te de un abrazo y te pregunte por las pastillas que habías tomado. La música electronica se imponia, se podia aparacar en la calle montera donde una vez volviendo del Katmandhu unos policias pusieron en petit comité un control solo para mi y me decían arranca el coche - bonito - . ¿De donde eres?. Yo contestaba y se reían anda vete por ahí pero no cojas el coche. Entonces lllevaba un rover verde deportivo último modelo. La música electrónica se imponia, eramos de nieve los domingos por la mañana cuando bajabamos de los puestecitos comunistas de tirso hacia el rastro. Si fue un tiempo en que salia a ligar - guiris - e incluso alquilaba una habitacióin doble en principe avenida de valladolid. Era tan joven que las chicas ligaban, y . un día el de la sala el Sol me dice fernando el de la puerta, yo disimulando me pongo en al final de la fila ,sale fernando y me dice cuantas son alejandro... cuantas son. Y yo 7 alemanas y yo. Se imponia la música electrónica. Estábamos locos teníamos 20 años. La cuarta ciudad de Europa poco a poco se despereza y cambia, la noche cambia, la fiesta cambia, pero madrid se volvera a convertir la ciudad con la mejor fiesta de Europa, como dj en la ciudad del boom Hay algo que es icónico de madrid, y que seguirá siendo icónico, hay cosas que no cambian entre las generacinoes, pero a poco la ciudad se desperaza . En unos años será el gran madrid que nunca iamginamos. No lo digo por ideologías, ni por este ni por aquél, lo digo tal y como va cambiando el mundo, solo un dj tiene un destino. Ja ja ja. En fin, esta ciudad apocada por la covid cambia y vuelve a renacer a consecuencia del cambio del mundo. Llegan noches de fiesta que quiero aprovechar. O como el día en la sala chango cuando me rodeadron los asian dub foundation, se tomaron unas copas. brindamos y subieron al escenerio. Cosas veredes. Sentir el cambio del milenio con carl cox. Nosotros ya , en el 2006 cogiámos la m-30 e íbamos a la ctm vallecas barranquillas, volviamos a casa a escuchar música, nos íbamos de putas. No se fué un cambio de milenio ....estoy pasado de vueltas desde entonces. SIn embargo tambén estoy protegido magicamente, solo tengo literatura, los ladrones no leen libros se la pela la li teratura lo unico que buscan el predecir el - exito - y los los que leen no roban. Porque esta gente que manipula las generaciones no leen, solo leen datos, probabilidades. etc. en aquellos lagos de datos. La literatura brilla por su ausencia con el marketing donde escritores reconocidos intentan colar novelas de mierda gracias al marketng de las editoriales. En fin , chusma de pactoilla entre - queridos amigos - .

















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