domingo, 22 de noviembre de 2020

Lo insoportable y Milan Kundera.




Que importo la vida entregada de 300.000 guerreros que entre indecibles padecimientos perdieron la vida en una guerra entre dos reinos Africanos durante el siglo XIV que no cambió nada en la faz de la tierra se pregunta Milan Kundera con lucidez al principio de la insoportable levedad del ser. Va a más allá e incluso se pregunta si se repetiera inconstables veces con aquella idea del mito del eterno retorno, si se repetiera incansablemente aquella estupidez. Como novelista - se - que sobresalgo tanto como poeta sin embargo recibi una educación de plomo casi espartana lo que alguno llamarían mesura, otros templanza, yo alego simplemente desencanto y lo voy a explicar. La mayoría de las personas en esta - insoportable levedad del ser - me defraudan y si aquel mito del eterno retorno fuera cierto me defraudarían eternamente una y otra vez. Así que no deposito mi fe en las personas, por muy humanas que parezcan, al final - el desencanto - y por el último otra vez - el desengaño - . Desde esta distancia asumible he visto todo tipo de cosas, desde quién acostumbrado a escribir en periódicos de forma incontestable reniega de cualquier contestación por ejemplo cuando desciende al limo primigenio de las rr.ss dónde cualquiera te puede contestar te ofenda o no. Por ejemplo muchos que se han labrado la fama ofendiendo de forma incontestable, escondidos en una hoja de periódico, dónde nadie podía discrepar, subraryar, tachar o contradecir nada. En este país hasta ahora la mayoría de los escritores eran hijos de las clases altas. Un juego - la cultura - que parecía solo un club de hijos de.. y snobs. Desde este punto de vista - allá cada cuál - no confío nada en nadie, el tiempo y la experiencia me ha acostumbrado a esto a vislumbrar en los demás la insoportable levedad del ser y el tiempo casi siempre me da la razón y digo casi porque tengo aún la esperanza de encontrar a alguien como explica Javier Marias que diga: No lo sé o no tengo una opinión formada de ello. A mi me sucede igual, me he hecho un poco conocido o famoso y los demás exigen de mi más un personaje que una persona con todas las contradicciones que de ello se puede esperar, al final yo soy tan humano como los demás y el desencanto actua en cadena, yo seré para otros, lo que otros serán para mi. Reniego de una intelectualidad que como decía Nietszche se sienta por encima de los hombres, y no entre ellos. Renigo de una intelectualidad como dijo Brock que han parecido comprender todos los problemas, y ha entendido todas las soluciones, en último caso, es pura farsa, progresismo vacío, y desencanto general. Milan Kundera propone aquí desmaquillar el alma humana y mostrarla tal y como es, desmenuzando su insoportable levedad y su vacío. El hijo del obrero ha llegado, aunque yo no actúo como inquisidor general de la santa inquisicón comunista, estoy acostumbrado a moverme entre clases sociales, y no suelo al contrario que los demás prejuzagar, porque la vida de los demás me da igual. Me importa la vida de alguna chica, pero en todo caso tal vez, el tiempo me desengañe, otra vez. Algunos - la mayoría - han aprendido a sobrevivir, más que a otra cosa, y así se han labrado carreras sobreviviendo yo prefiero no tener carrrera ninguna. Soy honesto, me sucede como a todos vosotros, otros no lo son y detrás de una fachada coherente, afable e incluso atractiva, por ejemplo intelectualmente, se esconde un mar de contradicciones y esa insoportable levedad del ser. La novela me gusto bastante y me recordó el tiempo que había perdido, como dijo Bob dylan intentando ser lo que no soy: No podemos volver a ser jóvenes. Último desengaño desengaño en este teatro con decorados de cartón y malos actores. Por las cosas que me han pasado en la vida, he tenido que aceptar de antemano muchas cosas, sin embargo últimamente he aceptado rechazar todo aquello que por falsario, quejicoso, envidioso o cobarde, nunca me gusto la cobardía como la envidia no es un sentimiento noble, y solo genera dolor. Si puediera elegir, el sucidio está en contra de mi religión, como otras tantas cosas... - preferirie simplemente estar del lado de los Ángeles, creanme, allí se esta mejor, es decir si ahora mismo me dieran la oportunidad, elegiria no estar muerto, sino no haber llegado a exisitir. Aunque de un - viejo - escritor, era ya viejo cuando yo lo conoci, aprendi a solo escribir los jueves y los domingos, vuelvo a eso, a escribir - solo - los jueves, y los domingos.






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