Como poeta - tengo - un arma terrible, la paciencia, dentro de 20 años seguiré siendo poeta. Algo que comprendo al leer a Caballero Bonald, tan incorrecto, innovador y atrevido ya en su vejez. Los escritores vamos al reves de la gente, algo que estos paletos que me rodean no llegarán a comprender nunca, así que huir de ellos está entre mis últimas metas. Persigo la poesía y la utilizo como un utensilio preciso para discernir el mundo, un material dorado la palabra, entre dibujos y óleos.
Todo es mentira. La poesía es una minoría entre la mayoría. También es cierto que la mayoría de la gente ve la televisión, que es un engaño con decorados de carton y aplausos de mentira. Hay que acabar con ese simulacro, aunque el universo séa una ruina. Los poderes del mundo son otros, ni siquiera por decir algo la macroeconomía. Támpoco hay solución al paro o las huelgas obreras te confesarán los periodistas. Ni siquiera. Los políticos solo pueden gestionar la pobreza para que esta nunca sea un callejon sin salida. Todo lo demás es mentira. Provenimos – el hombre – del barro, la misma arcilla de la que esta hecha un pájaro, o un niño. Aqui comparecen las Iglesias, y al lado el banco del mendigo. Sabedlo tambien morimos solo para nosotros mismos. El sentido de la existencia no es la producción y la violencia, divididos en clases sociales en ciudades y ramales oscuros. Nuestra fragilidad es ota, proviene de la quemadura del universo y las manadas de estrellas a lo lejos. Alejandro rojo y cisneros.
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