domingo, 6 de diciembre de 2020

Zweig y freud.





Tengo muchos libros, muchos de ellos aún no los he leído, o no todos, entre una montaña de libros encuentro 24 horas en la vida de una mujer, de Zweig, un autor del que he leído El mundo de ayer, Los ojos del hermano eterno, novela de ajedrez, y momentos esteladres de la humanidad. Así que sin mucho o nada que hacer comienzo a leer, y entonces apenas pasadas unas paǵinas comprendes que has vuelto a Zweig, a la literatura exquisita, a la gran literatura. Aquella amistad entre Zweig y Freud debió calar en la honda narrativa del primero, 24 horas en la vida de una mujer, una obra escrita en el periodo de entreguerras, suscita todo tipo de debates morales, entre el lector y el escritor. Zweig, narra con maestria como una mujer tras contemplar como un chico joven pierde todo su dinero y huye del casino, decide seguirle descubre su intento de suicidio e intercede. 24 horas en la vida de una mujer, narra los debates morales y la forja del destino escrito de forma honda y melodramática con apabullantes descripciones como por ejemplo las manos de los jugadores y los crupier durante el juego y todo tipo de afirmaciones sobre los claroscuros de la ética y lo moral humana. Ha pasado el fin de semana y ya he terminado una novela que comencé el viernes en esta época en el que el mundo parece contradecir nuestra egoista forma de vida entre miles de muertes. Freud analizaba la literatura como el juego de un niño, así el poeta o escritor:



"El poeta logra sortear el rechazo o el escándalo que nos provocarían dichas fantasías, al figurarlas con su arte y nos soborna con el placer estético, formal, al que llama placer previo o prima de incentivación.Dicho placer esprevio y nos incentiva al goce genuino de la obra que proviene de la liberación de nuestra tensión interna, habilitándonos “...para gozar en lo sucesivo, sin remordimientos ni vergüenza, algunas de nuestras propias fantasías."



Entre las amistades de Freud entre literatos destacan Romain Rolland, Thomas Mann, Herman Hesse, Lou Andreas Salomé, Arthur Schnitzler, Arnold Zweig, Stefan Zweig. Este último debió interiorizar los mantras del psicoanalisis, otra religión esta vez siguiendo el método científico dentro de la era del positivismo. La identificación del yo y del héroe con rasgos narcisistas, entre los escritores, y toda aquella profunda y volcánica relación entre la literatura y el psicoanálisis y también el lector. 24 horas en la vida de una mujer es una joya de la literatura universal, y así he pasado el fin de semana, leyendo sobre la amistad de freud y zweig, leyendo 24 horas en la vida de una mujer, algunas horas de estudio de técnicas de hacking, te, inciendo y velas y que me suscita la oportunidad que significa tener todo a un golpe de click desde un concienzudo estudio sobre la relación de freud y Zweig, y otros escritores, la misma novela, y en general cualquier cosa en esta era digital que ha revolucionado el mundo mientras este recogimiento interior me salva de todo o cualquier cosa en es fin de semana de frío que pela que parece distópico.





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