sábado, 27 de marzo de 2021

El relato del yo.





Todas las personas tenemos un relato interior, un relato vital dónde se une nuestro presente con nuestro pasado y una parte del futuro. Carl jung decía que el yo solo es un punto perdido en la inmensidad del alma dando tanta importancia a esta como al sujeto: Aquella narración o relato personal, aquella figuración del yo, dónde la narración – la trama – sirve como hilo conductor vital y se establece como parte de la corriente principal del pensamiento esta basada en el relato del yo dónde este, el yo – el narrador - es el niño egoísta que busca el placer y descubre el dolor hacia las cosas que se rompen, se hacen viejas, y el sufrimiento porque – el yo – es un punto vació según Lacán, que se construye constantemente. Aquel relato del yo en parte real y en parte ficción – auto ficción - es parte de nuestra corriente principal del pensamiento, dejando parte reales deshechadas por aquella ficción como afluentes de la misma narración quedando oculto y a la vez censurado muchas partes de nuestro lado íntimo sustituidas como un mecanismo o un resorte por más ficción, es decir auto ficción, para ocultar aquellas zonas de la realidad censuradas, y aquellos residuos de lo que están reprimido o ocultado son el – poso – con el que se construirán los sueños en la mente del – soñante – según la psicoanlítica freudiana ante una sociedad que ha dehumanizado y enfermado al hombre haciéndole creer que se tiene que parecer a una figuración del hombre y del ser que no existe. Escribo esto porque salgo de una relación - que nunca fue - dónde ella para mantener su relato vital, como un mecanismo que se ha activado o un resorte de supervivencia del yo me ha condenado como - malo malísimo – para superar las grietas de su relato, siento este relato interior el que nos separa de lo que la sociedad denominaría equivocadamente locura. Sin embargo como escritor se que cualquier relato ya sea auto biográfico o no , es en el fondo una ficción, una auto ficción, y al pertenecer este – relato interior – a aquella parte que rige el consciente podemos decir que estamos – todos – un poco locos, unos más que otros y es parte de las abstracciones con las que se construye la existencia. Una de aquellas – abstracciones – es la idea de Dios, un Dios es una ética, una moral respecto a aquella ética, una regla de juego. Yo habré perdido el partido, pero no me he saltado las reglas del juego, así que duermo bien por las noches, porque hay gente con 37 años, que para seguir con su vida, han perdido el – sentido – del relato interior, acercándose a la locura que habita en nosotros mismos. Al final el yo tiene un parte muy importante de auto-ficción, ni lo juzgo, ni lo condeno, solo lo apunto al margen, como una reseña al final al universo le da igual si tomas café o te, azucar o sacarina,o te lias con la rubia, la morena o te que das solo, la única misión del universo es perpetuarse así mismo, sin embargo el universo no es infinito y esta condenado a poco a poco quedarse frío hasta la extinción, y justo aquí en este punto, se rompen todas nuestras certezas, y cae nuestro relato personal lleno de autoficciones, figuraciones, aquel yo - fingidor – lleno de afirmaciones, mentiras, dogmas, topa con su propia inexistencia, aferrados al – ego – y al materialismo Occidental, perdemos el sentido real del universo, evidentemente no es la producción, sino la experiencia vital y religiosa con el universo, nuestro instante de luz. Estaba de – resaca – y me ha costado escribir este texto, fumar porros es casi gratis, a ello me dedico….








No hay comentarios:

Publicar un comentario

España es un país que adolece de - babosismo - y de babosos. De gente falsa e idiota, a los que no hacemos mucho caso , y les ...