viernes, 23 de abril de 2021

Cisma interior.







Desde hace muchos años escribo de forma curativa para expiar los traumas y los temores. Así llevo escribiendo desde que soy niño siempre al lado de un papel y un lápiz. En la sociedad del alcohol es más barato beber alcohol, que hacer cualquier otra cosa. El alcohol te permite sobervivirte en una especie de estado de abandono, a veces euforia, resacas y volver a beber un día tras otro. Yo intento tomar te, solo hay que mirar el te caliente para saber que aquél brebaje es curativo aunque también bebo alcohol de forma social e incluso de vez en cuando me emborracho alrededor de una botella de ron hasta el final. Sin embargo el te es un ritual entre las horas y un poco de hachís, por ejemplo un día como hoy, un viernes sin nada que hacer, otro día en que nadie llamará a mi teléfono y volveré a sentir aquél sentimiento terrible de soledad. En si, soy un ser extraño para la gente común: no hablo de fútbol, no me interesa la política, no leo novela negra, ni veo series, no me interesa la tecnología, ni los famosos, ni siquiera tengo televisión, ni coche. No me siento solo porque no tenga novia, o sea un fracasado, sino porque soy ajeno a la gente común y estoy alejado de la sociedad: La gente común vive amamantada por el líquido amniótico de la sociedad del confort y el consumo; un trabajo formal, rutina, una esposa y un largo etc sin fin, una rueda de hedonismo y consumo hasta la saciedad y así un día tras otro mientras pasan los días, los años, los niños se hacen mayores, y cuando te quieres dar cuenta han pasado 10, 20 o 50 años, da igual si estuviste dormido o abriste los ojos al despertar. En si es lo que quiere el sistema: primero un coche, después una hipoteca para una casa y ya estas metido en la gran rueda del consumo y el bienestar: según la mentalidad Occidental, es lo normal, lo común: vivir endeudado y trabajar para pagar, lo llaman felicidad. Hace unos años empecé a escribir un ensayo de historia de la filosofía en el que se mezclaba historia, antropología, metafísica… Había visto a gente perdida y vacía viviendo sus vidas sin sentido perdidos en los engranajes y ramales oscuros del sistema y vi allí una oportunidad de comenzar mi obra sin embargo el mundo pudo conmigo, y eran demasiados los problemas para un joven escritor: la falta de oportunidades, el desaliento familiar, la envidia de los otros, la soledad, la falta de recursos económicos… así que un día abandone la literatura, deje de escribir; el mundo me había vencido sin haber llegado a publicar: La gente común ni siquiera lee. La política, sobretodo tal y como se comprende en este país, es dedicada a un espacio inferior: los obreros y las clases medias, sin embargo no nos gobiernan los políticos, sino el sistema: las esferas del poder dónde se acumulan las grandes riquezas, la economía diría, pero como escribió Torrente ballester, la industria de la guerra, solo tiene un final, la guerra. Es cierto ya no hay grandes guerras, hay un guerra perpetúa y continúa en algún país tercermundista dónde ensayar y vender armas, da igual que sea Siria, Yemen, da igual dónde, da igual quién se enfrente en esa guerra, aquella guerra solo ha sido hecha para perpetuar la industria de la guerra, única solución al paro endémico y los obreros sin trabajo. Durante el siglo XX el mundo ha cambiado, se ha tecnificado el sistema hasta la inteligencia artificial, el sistema se ha perfeccionado, se ha roto el lazo social, ya no existe la comunidad, la sociedad no existe, solo personas viviendo en manada, se desmenuzan las relaciones humanas, se fragmenta la realidad. Triturada la sociedad hasta el infinito… y la pandemia no ha hecho más que acelerar los cambios vertiginosamente hacia una sociedad distópica y una ciudades dónde nadie conoce a nadie, un ejemplo es que nadie pone su nombre en el buzón de correo, ya solo somos números, un código postal, no se construyen casas, sino bunkers con habitación del pánico, y nos venden miedo para que compremos seguridad. El mundo ha cambiado, se ha tecnificado la pobreza como un elemento más de progreso para la industria y se ha precarizado la existencia y la vida. En si soy ajeno a esta sociedad y habito un espacio vacío al margen de todo o cualquier cosa, da igual, solo me reencuentro conmigo mismo en la literatura y da igual.









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