viernes, 9 de abril de 2021

Instracendentes.







Es cierto, casi todo lo que hacemos es intrascendente incluso – nuestras vidas – de por si efímeras, en la mayoría de los casos son la concatenación y suma de acciones intrascendentes e irrelevantes. Es triste pensar así pero podríamos pensar que la acción de los mecanismos y resortes del sistema dejan poco espacio a la libertad. En suma la mayoría de nosotros somos intrascendentes, y por tanto reemplazables, efímeros, pasajeros en un mundo fugaz. Retorno a las estrellas de Stanislao Lem, comienza con un hombre perdido en una ciudad futura del siglo XXII que no llega a comprender, más o menos como si pusiéramos a un hombre del neolítico en mitad de Manhatan. No solo nosotros somos fugaces, sino que la realidad y el mundo que conocemos también lo es. Así que ni existe el pasado, ni existe el futuro solo existe esta suma de yoes que se alargan constantemente en una sucesión aritmética, algunos lo llaman presente. Durante milenios la historia del hombre ha sido la suma de hombres efímeros e intrascendentes. Stepahn Zweig tenía la visión de que solo algunos hombres, habían decidido el futuro de pueblos enteros, es decir los millones de hombres que conforman un pueblo, son también necesarios para que nazca un solo genio. Igualmente han de pasar millones de horas inútiles antes de que se produzca un momento estelar de la humanidad. Saltando a Lem, y su novela El retorno de las estrellas, al final el hombre debe saber que el viajero que es cada hombre deberá hacerse a la idea de que el horizonte es inalcanzable, tanto hacia delante como hacia atrás. Así que si quitamos al hombre sus condicionamientos inmediatos, es decir la intrascendencia de cada uno de sus actos, ajustados a sus necesidades en su mayoría también irrelevantes, encontremos la fragilidad de nuestras ideas y valores, los límites de nuestro conocimiento y de nuestro yo como ser. En la actualidad seguimos lo que otros iniciaron antes en la era del positivismo filosófico y científico que es lo que domina en la industria civil y alrededor del cuál giran nuestras pequeñas vidas. ¿Quién no se ha comprado un coche nuevo último modelo?. Es un ejemplo para clarificar nuestra situación: Un coche último modelo lleva la última tecnología y los últimos avances técnicos - aquí comparece el positivismo filosófico – los obreros fabrican el coche, y luego se van al bar, en una larga cadena de consumo y producción. Sin embargo estos millones de hombres, y la mayoría de sus actos son una suma de acciones y ensoñaciones irrelevantes e intrascendentes. Las sociedades frías según la antropología giraba en un círculo eterno, dónde una generación era igual que otra generación, por ejemplo los indios nativos americanos, sin embargo las sociedades calientes, tienen una línea de tiempo que empieza en algún punto, nosotros lo llamamos el comienzo de la historia. Lem pone en duda el progreso de la ciencia al querer sacrificar al hombre, solo en busca del progreso científico, que al final se trata la eterna búsqueda del vellocino de Oro. Alguno de vosotros habréis llegado a sentir algo parecido a lo que pensaba Lem al comprar primero el Iphone 5, luego el 6, luego el 7, luego te pasas a Samung 8 edge, y al final acabas con un Xioami 9, en pocos años y aquella sensación de futilidad tecnológica y vacío existencial y si ahora lo piensas te das cuenta lo irrelevantes, e intrascendentes que eran todos ellos y más pensar que te pasaste años mirando la pantalla de un móvil para leer whatsapp irrelevantes, mirar facebook de forma intrascendente, o subir fotos banales a instragram, y todos aquellas ideas y pensamientos baladís alrededor de todo. Así que si, somos meramente irrelevantes, fugaces, pasajeros e intrascendentes que nos recuerda aquel verso de A. Rimbaud: El mundo no pasa de edad, la humanidad simplemente se desplaza.







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