jueves, 10 de noviembre de 2022





De pequeño mi padre me llevaba a comprar sellos, adoraba las mañanas de domingo caminando por Madrid, por ejemplo en la plaza mayor, dónde luego hubo una librería dedicada al esoterismo muy frecuentada por filo nazis. No me preguntéis porque entra un nazi a una librería, sino es a quemar los libros. El caso es que entre el desegaño y el aburrimiento que me produce la existencia, me voy a dedicar a leer durante el invierno. Tengo un kilo de yerba, y algunos libros buenos. No soy de hacer listas pero entre los libros que voy a leer este invierno estan: El jinete polaco, el amargo don de la belleza, cien años de soledad, el manuscrito carmesí y otros tantos libros que ahora vuelvo a leer pero como escritor. Depurar el estilo narrativo, técnicas literarias, leer a los mejores siempre es un gusto, y más cuando estudias el estilo de cada uno y limar el estilo literario. He leído las primeras 79 páginas y estoy muy contento porque es una gozada, y tengo material muy bueno mucho autobiográfico, que sería buena si yo fuera un escitor normal. Pero no lo soy. Así que en esta salvaje reescritura estoy dibujando al lector un paisaje lleno de muerte, y sin sentido, pero quiero más, así que me siento a escribir, son las 19:54 de un día normal y cualquiera sino fuera por la batalla interior, la literatura.













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