Al lado de la población de Ucero cuya historia se remonta a más allá del siglo XI, hay un lugar llamado Otero de los herreros, pero no otero de los otero de galicia, sino de - otear - el cielo. Que era a los que se dedicaban los sacerdotes templarios. En Segovia, se reproduce el mapa , allí tambien hay un pueblo llamado otero cerca de la ermita, el centro del mundo templario. - la ermita - . en lugares mágico e idilicos. Hemos pensado hacer una escursión al campo, y meternos silocibinas, pero en una dosis pequeña, una porción para estar en comunión con la tierra. Es como comerse tripis en mitad de la naturaleza, ya lo hacían los hippies en el verano del amor del año 1969. De aquellos años son estos discos que estoy comprando,vienen directamente de los años 70`s en una burbuja del tiempo que esta casa abandonada donde tomamos cerveza, y pensamos en huir. Solo el amor, me salvará mientras tanto miramos a las estrellas. Nosotros no miramos a las estrellas como hacían ellos, los que - oteaban - el cielo. Allí sus secretos, en el cielo, aún inmutables y perpetuos pero nosotros no sabemos verlos en el cielo de la noche indescifrable de los milenios y los años. Las silocibinas en dosis pequeñas sirven a la hora de la muerte para irse en paz, experimentar con ellas - las silocibinas - el sentimiento de plenitud y comunión con la naturaleza, como otro ser mas consciente de si mismo que acepta su propia muerte como algo fugaz entre los millones de estrellas. Quiero probar la silocibina en dosis pequeñas, pero nos las vamos a meter en la ermita de segovia, esta abandonada, en mitad de un lugar idilico y maravilloso. Tenemos casa en Los ángeles de San rafael, para pasar el fin de semana. De momento hemos hecho un cultivo, pero al ser invierno tardará más en crecer. Me recuerda a la montaña mágica de thomas mann, la muerte como el final del laberinto mientras los números nos persiguen...