martes, 8 de agosto de 2023

Refrescarse.





A mis 44 años vivo un tiempo - extraordinario - . Quiero estar listo para este tiempo, no sé si de amor, pero si de literatura. La literatura también es una amante, una amante continúa. Entre libros todas las noches me acuesto y entre libros me paso la mayor parte del día. Al salir de esta estancia sube la temperatura 12 grados de golpe ¿Para que salir de aquí...? El viejo aire acondicionado todavía ronronea mientras fuera poco a poco cae la noche para todos igual. La noche es un espacio que utilizo para la reflexión y la lectura, tal vez apurar la madrugada para continúar escribiendo sin mirar atrás. Esa tumba abierta del pasado que nos hace compararlo todo, pero en realidad el pasado ya no existe. Es una quimera perder el poco tiempo que tenemos pensando en el pasado. Por mucho que nos duela, a nosotros los más jóvenes, se nos exige habitar el presente y no perder demasiado el tiempo. Todos los días salgo a correr con un objetivo, afilar el cuerpo como un cuchillo. A parte de esto no salgo de casa, lo que hay fuera, poco me importa y cada vez me importa menos... Por la noche, apago la luz del jardin, me desnudo y utilizo una ducha como una cascada de agua, para refrescarme, un placer de Verano, el agua antes de una cerveza fría, y un porro , antes de mi cita diaria con la literatura. Desde Junio había cruzado el umbrál de una leve depresión y había perdido parte de la vitalidad, que he vuelto a recobrar poco a poco. He perdido junio y julio, sin embargo queda todo Agosto y Septiembre para acabar mis planes literarios antes empezar otro Otoño mientras vivo un tiempo extraordinario para la literatura lleno de luz y lleno de fuerza.













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