Entre las energías y sinergías de un día de Verano cualquiera, dónde parece que no sucede nada, y a la vez sucede todo.Tengo que acabar el capítulo Espanta-monstruos de mi novela 1989, un retrato ácido de lo que supusieron los 80`s desde la mirada de unos niños. Un capítulo que precede a otro titulado jonky. La droga mirada por unos niños, a uno de mis mejores amigos de la infancia, se le mueriron dos tíos de sida, por la heroína. La droga estaba mal vista como para apartar las jueringuillas del palo de la potería de fútbol y a partar aquello de nuestras vidas. Supongo que fué así o al menos así trato de describirlo en la novela. Un jonky se drogó en el descampado bajo las estrellas apoyado en la portería de fútbol, nosotros al bajar a jugar a la mañana siguiente encontramos las jeringuillas en nuestra portería. - Las chutas - . Allí comienza un diálogo de niños dónde el mundo de los adultos solo comparece através de señales: droga, sida, muerte. Así casi doy por concluida la primera parte de la novela para centrarme ya en este tatrillo , esta obra de teatro que acompaña a la primera parte de la novela, como continuación. Pensada en 3 actos: principio, nudo, desenlace, y epílogo final para que la novela tenga forma de novela. A pesar de ser un canto general a la infancia, y a la vez teatro en este piso patera de Españoles fracasados, que intentan sobrevivir a la miseria,en una sociedad que les ha dado de lado. Entre el humor y la descripción de una sociedad de pícaros y pilluelos que poco ha cambiado desde El buscón, Lazarillo, rinconete y cortadillo, o aquella vuelta de tuerca de Jacinto Benavente, Los interesés creados.