martes, 6 de agosto de 2024

Golpear dónde más duela.



Michel Houllebecq, poesía.



No busquéis el conocimiento por el conocimiento en si. Todo aquello que, en poesía, no proceda directamente de la emoción, carece de valor. (Por supuesto, se ha de entender emoción en un sentido amplio:ciertas emociones no son ni agradables ni desagradables, como en general, es el caso del sentimiento de extrañeza).





La emoción suprime la cadena causal, es la única capaz de haceros percibir las cosas en si mismas. Trasmitir dicha percepción es el objeto de la poesía. Esta identidad de propósitos entre la filosofía y la poesía es la fuente secreta de la complicidad que las une. Ésta, en esencia, no se manifiesta escribiendo poemas filosóficos; la poesía debe descubrir la realidad por sus propias vías, puramente intuitivas, sin pasar por el filtro de una reconstrucción intelectual del mundo. Menos aún expresando la filosofía bajo una forma poética, lo que a menudo, no es más que un timo. Pero es entre los poetas dónde una nueva filosofía encontrará siempre a sus más serios lectores, a los más atentos, y fecundos. Asimismo sólo ciertos filósofos serán capaces de discernir, sacar a la luz, y utilizar las verdades ocultas en la poesía. En la poesía, casi tanto como en la contemplación directa, - y mucho más que en anteriores filosofías, - es donde encontrarán material para nuevas representaciones del mundo. Respetad a los filósofos, pero no les imitéis. Vuestra vía, desgraciadamente, se encuentra en otro sitio. Es indisociable de la neurosis. La experiencia poética y la experiencia neurótica son dos caminos que se cruzan, se entrelazan, y acaban pro confundirse la mayoría de las veces, esto último por disolución del filón poético en el torrente sangriento de la neurosis. Pero no tenéis elección. No hay otro camino. Trabajar permanentemente en vuestras obsesiones acabará convirtiéndoos en una piltrafa patética, mimada por la angustia, o devastada por la apatía. Pero lo repito, no hay otro camino. Debéis alcanzar el punto sin retorno. Romper el círculo. Y producir algunos poemas ante de estrellaros contra el suelo. Habréis entrevisto espacios inmensos. Toda gran pasión desemboca en el infinito.



Creed en la identidad entre lo Verdadero, lo Bello y lo Bueno.



La sociedad en la que vivís tiene como fin destruiros. Otro tanto se puede decir de vosotros respecto a ella. El arma que empleará es la indiferencia. Vosotros no podéis permitiros adoptar la misma actitud. ¡Pasad al ataque!.



Todo sociedad tiene sus puntos débiles, sus heridas. Meted el dedo en la llaga y apretad fuerte. Profundizad en los temas de los que nadie quiera oír hablar. El envés del decorado. Insistid sobre la enfermedad, la agonía, la fealdad. Habla de la muerte, y del olvido. De los celos, de la indiferencia, de la frustración, de la ausencia de amor. Sed abyectos, seréis auténticos. No os adhiráis a ninguna idea, o bien hacedlo, y después traicionadla enseguida. Ninguna adhesión teórica debe reteneros por mucho tiempo. La militancia hace feliz, y no tenéis que ser felices. Vosotros estáis de parte de la infelicidad. Sois el lado oscuro.



Vuestra misión no es ante todo proponer, ni construir. Si lo podéis hacer, hacedlo. Si acabáis por concluir contradicciones insostenibles, decidlo. Pues vuestra misión más primordial es la de profundizar hacia lo Verdadero. Sois el enterrador y el cadáver. Sois el cuerpo de la sociedad. Sosis responsables del cuerpo de la sociedad. Todos responsables en igual medida. ¡Besad el suelo basura!. Determinar la inocencia, determinar la culpabilidad. Primero en vosotros mismos, lo que os proporcionará una guía. Pero en también en los demás. Considerad su comportamiento y sus excusas; luego juzgad, con toda imparcialidad. No os respetéis ni a vosotros, no respetéis a nadie. Sois ricos. Conocéis el bien, conocéis el mal. No renunciéis nunca a separarlos; no os dejéis liar por la tolerancia, esa pobre estigma de la edad. La poesía está en condiciones de establecer verdades morales definitivas. Debéis odiar la libertad con todas vuestras fuerzas. La verdad es escandalosa. Pero sin ella, no hay nada que valga. Una visión honesta, y verosimil del mundo ya no es en si una obra maestra. Poco pesa la originalidad frente a esta exigencia. No os preocupéis por eso. De todos modos, la suma de vuestros fallos desprenderá, a la fuerza, cierta originalidad. En cuanto a vosotros, decid simplemente la verdad, ni más ni menos.





No podéis amar la verdad y el mundo. Pero vosotros elegisteis. Ahora el problema consiste en ser fieles a esa elección. Os invito a conservar el ánimo. No porque podáis esperar algo. Al contrario, sabed que estaréis muy solos. La mayoría de la gente se reconcilia con la vida, o bien se muere. Vosotros sois suicidas vivientes. A medida que os aproximáis a la verdad, vuestra soledad aumenta. El edificio es esplendido, pero está desierto. Camináis por salas vacías, que os devuelve el eco de vuestros propios pasos. La atmósfera es límpida en inmutable, los objetos parecen esculpidos en piedra. A veces os pondréis a llorar, tan cruel resulta la nitidez de la visión. Os gustará volver atrás, a las brumas del desconocimiento, pero en el fondo sabéis que ya es demasiado tarde. Seguid, no temáis. Lo peor ha pasado. Por supuesto que la vida aún os desgarrará pero por vuestra parte ya no tenéis demasiado que ver con ella, ya estáis muertos. Ahora estáis cara a cara con la eternidad.





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Te atráe - el arte - a su círculo de magia feliz.

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