domingo, 13 de abril de 2025





Solo sé que a partir de las 19 horas ponen 3 horas de música en radio 3. Que el vértigo de la página en blanco me produce placer. Cómo escritor siempre tengo un - quehacer - como narrador entre imágenes, comparaciones, metáforas etc en esta novela del yo, una novela de ficción con fuertes tintes autobiográficos. Es cierto yo solo aquí en calzonchillos y camiseta, escuchando música para dos... En mi novela hay una muerte - constante - que asalta cada capítulo en estre retrato descarnado de lo que supusieron el final de los 80`s desde la mirada de unos niños , habitantes fortuitos e inesperados de aquellos 80`s que narro en la novela - 1989 - . y por qué no convertir la muerte en arte en otro personaje de la novela, una muerte repetida, constante entre recuerdos de la infancia. ¿Volver? Volver a dónde.





5. Este niño te mira raro.



Un día sin previo aviso el campo de fútbol dónde jugábamos fue atravesado por máquinas escavadoras. El mundo había sido sesgado y nuestra infancia quedo a un lado y al otro lado el bosque. Aquella carretera que iban a construir rodeaba toda la ciudad de Madrid y un día llegó hasta nuestra barriada y aquél bosque fue cercado entre autopistas. Grandes máquinas atravesaron el monte del campo como si nuestra infancia solo hubiera sido la cuadrícula pequeña de algún mapa gigante. Sin embargo la infancia prevalece y continúo sobre la propia autopista. Un día llegaron noticias de que un niño había muerto aplastado por una de las grandes tuberías de drenaje y alcantarillado de la autopista que los niños hacían rodar ladera abajo y durante un tiempo nos estuvo prohibido acercarnos a la autopista. Las grandes máquinas oradaban la tierra entre semana y aquel fue nuestro jueguete favorito aquél verano. Incluso hubiéramos arrancado las máquinas si las llaves hubieran estado allí. Para entrar teníamos que saltar la valla o buscar algún agujero , luego una vez dentro paseábamos sobre la construcción de la autopista y los fines de semana hacíamos escursiones por las tardes antes de que cayera el Sol porque incluso nuestra infancia había quedado dividida y al otro lado de la carreterestaba la casa - arbol en mitad del bosque. Así desapareció aquel lugar abandonado dónde habíamos jugado a finales de los 80`s.



• ¿Qué creés que pasará…?. - Pregunte.


• ¿Cuando?. - Dijo alberto.


• Cuando seamos mayores. - Conteste.


• Nunca seremos mayores – Dijo javier.




La vieja priégola todaviá no había sido derribada pero ya habían abandonado los pisos de la vaqueria. Una tarde pegue una patada a una puerta y esta cedió. Al cruzar el umbral de la puerta primero uno , despues otro, con nuestros palos y piedras, como si fuéramos un ejército invencible. Fuimos descubriendo y conquistando cada piso , planta por planta, escalera a escalera de un lugar abandonado. En el último piso nos quedamos a mirar por la terraza y desde allí se podía ver la carretera, y por las ventanas de la cocina al otro lado a lo lejos la ciudad. De repente se escucho un ruido y alberto empezó a reir.




• Eh mirar chicos.


• ¿Que pasa…?. - Gritamos a la vez javier y yo.


• Venid he encontrado algo.




Al acercarnos a la habitación dónde estaba alberto vimos un monton de revistas porno apiladas casi doscientas desde plays boys y revistas porno mientrás nos reíamos y empezábamos a coger las revistas.




• Bufff, que guarros. - Dije yo.



• Si. - Contesto Javier.


• Si mira como se la mete. - Dijo alberto.


• Ahhhh !. - Conteste yo.


• • Mira mira mira, un poster.


• Ala.




Así por primera vez contemplamos la naturaleza perfecta de la mujer y el sexo. Pasamos horas entre risas y fotos de rubias desnudas, hasta que hicimos el pacto de no contarselo a nadie. Así que fue como empecé a mirar a mis vecinas. Se llamaban Patricia e irene, ya me había dado cuenta que desde la ventana de la habitación de mi hermano , se veian las habitaciones de ellas. Un día al caer la tarde me subí a un taburete, tenía 11 años. Me colgue de la ventana y empecé a mirar por ella. Patricia estaba desnuda, tenía 17 años. Se daba crema lentamente en su grandes tetas, y fue así como conocí la sexualidad. Su culo, su largas piernas, el pelo púbico… y espiarlas se convirtió en mi juego era el año 1990, los 80´s habían acabado y empezaba otra década: el muro de berlin había caido, la guerra fría parecía que había sido un mal sueño aunque nosotros poco sabíamos de o más que escuchar palabras como Chernobil en el colegio. Si - la eta – mataba o la guerra sucia comenzaba con asesinatos nosotros poco sabíamos más lo qué escuchábamos a los mayores cuando el mundo de los adultos comparecía através de señales que suponían el final del reino de la infancia. Un día Patricia e Irene me invitaron a su casa querían darme unos libros juveniles y al entrar en la habitacion qué yo miraba cuando espiaba le dijo Irena a Patrcia: Este niño te mira raro.













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