lunes, 31 de octubre de 2022




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Los días festivos - en soledad - han matado más gente que muchas bombas. La vida es así, hay que saber - existir - solo. Por eso existe la literatura. Escribiendo mi primera novela después de muchos años, te das cuenta - no hay más - . por ejemplo sentarse a leer el jinete polaco de muñoz molina, creo que va sobre un heroinómano y cuatro generaciones de un pueblo andaluz, , o algo así me han contado en un - spoiler - de la novela . Vengo de escuchar un buen programa de radio 3, con música de halloween bastante divertido, mientras fumábamos yerba y el tiempo expiraba el humo de las drogas. Hoy quería escribir - algo - pero no he encontrado ningún hecho gracioso que rememorar de la infancia, sin embargo ayer escribí el capítulo 17 jonky, y la novela ya empieza a llegar a las 120 páginas y estoy contento. Los capitulos llegan así de repente recuerdas algo, y zas tienes otro capítulo.





El guerrero de la autopista.



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Al final de una tarde de verano, el Sol inmenso comenzaba a caer y las nubes vacías marcaban el paso de las horas. Nos habíamos colado en la construcción de la autopista m-40 y habíamos ido hasta la casa – árbol en mitad del bosque. Apenas unos pales sobre un árbol majestuoso en mitad de un bosque. Al volver, después de jugar en la casa-arbol cruzamos la m-40 pero esta vez escalamos una de las islas que quedaban en medio y conectaban lo que después sería un puente sobre la carretera. Allí perdidos en mitad de ninguna parte subidos a una isla – loma en mitad de una construcción de ocho carriles, y desviaciones, encontramos un extraño objeto. Tal vez aquello provenía de algo muy lejano , algo que provenía de Caín. Una maza atravesada por clavos puntiagudos y alargados hasta la violencia. Nada más mirar aquello , te da pavor que pasaría si te diera. Entonces – Alberto – se acercó a la terrible maza, y la cogió en la mano. Todos instintivamente sentimos de repente miedo. ¿Quíen había creado esa arma…?. Debía de ser un ser malo. - ¿De quién es…? .- Debe ser del guarda de la carretera. ¿Un guarda….?. Nunca hemos visto ninguno y saltamos todas las tardes. – No se – dijo Alberto. Con esto le daba yo al gilipollas que vive en tu calle. Yo también le daría, la última vez que nos pegamos se fue corriendo. – Ten cuidado con eso – puedes hacerte daño . – Dije - . Si , tíralo… - dijo Javier. Era un arma como aquellas armas de los guerreros de nuestros juegos de rol, sin embargo solo mirar los puntiagudos clavos de la maza , encogía un poco el corazón. Fue así como descubrimos que no estábamos allí solos, que alguien más permanecía en la obra cuando los obreros se marchaban a casa y caía la noche. ¿Te imaginas dormir aquí solo?. Preguntó Alberto. – Para eso es este arma.- Dijo Javier – Debe tener miedo por las noches - . Como tú , o cómo yo – Dije yo. – Déjala y vámonos antes de que vuelva. Desde allí subidos a la isla-loma, se veía en el horizonte el bosque , la inmensa construcción polvorienta llena de terraplenes, y al otro lado la gran ciudad. – Un día nos conquistarán – Dijo Alberto. - ¿Quién?. – Pregunté yo. – Los de la gran ciudad -Dijo Alberto. – Por eso esta carretera. – Volvió a decir. – Si claro, dijo Javier – para conquistarnos. – . Entonces este arma es la maza del guerrero de la autopista. – Dijo Alberto – No es un guerrero – Dijo Javier- ¿Tú dormirías aquí solo?. – Pregunto Alberto. – Buahh, solo es el guarda de la carretera. Entonces ¿Por qué creés que tiene este arma?. Es un guerrero. – Explico Alberto apoyado en la maza de guerra. ¿Te imaginas una guerra?. Pregunte. En una guerra puedes utilizar esta maza de clavos. – Y cosas peores … - Dijo Javier- ¿El que…?. – La bombá atómica. Entonces todos nos quedamos callados. – Los rusos destruirían esta ciudad en un minuto. Era el año 1989 y todavía había miedo después de Chernobil y a los niños nos asustaba la idea de una bomba nuclear. – SI hubiera una guerra nuclear moriríamos todos. – Dije yo. - ¿Y quién quiere una guerra en la que moriríamos todos?. – Malditos rusos – dijo Alberto. La tiraron los americanos en japon – dijo Javier - . Después de la guerra. ¿ Que guerra…..?. – Pregunte. – La gran guerra - . Entonces de repente apareció una larga sombra detrás de nosotros, como la sombra de un monstruo y nos quedamos con la boca abierta. –



- ¿Qué hacéis aquí….?. – Grito un hombre detrás de nosotros.


- Nada – gritamos al unísono.


- Dejad eso, aquí no podéis estár. – Volvió a gritar el hombre .


- ¿Eres el guerrero de la autopista…?. – Pregunto Javier. - ¿Qué guerrero..? . – Preguntó el hombre.


- El de la guerra….. – Dije yo.


- ¿Qué guerra……?. – Pregunto el hombre.


- La de los rusos. – Contesto Alberto.


- Que rusos y que narices. Iros de aquí y volver a vuestra casa- Dijo el hombre señalando hacia las vallas rotas que habíamos saltado al otro lado de la carretera


- ¿Quién eres..?. – Pregunto Javier


- Soy el guarda. – Contesto el hombre.


- Aquí no podéis estar, si os ocurre algo será culpa mía. – Volvio a decir el hombre.


- ¿Y para que es este arma…? . Pregunto alberto.


- Suelta eso – grito el hombre.


- Solo es para defenderme de los ladrones por la noche. – Volvió a decir el hombre.


- ¿Qué ladrones…?. – Pregunto Javier.


- Venga a casa.




No se puede robar una autopista. – Dijo Alberto – mientras bajábamos de la isla – loma, y atravesábamos la carretera hasta las vallas que habíamos saltado. Solo soy el guarda para echar a niños como tú . – Dijo el hombre antes de echarnos de la construcción , así que supusimos que el tamaño y la violencia de aquella arma ,solo era igual al tamaño de su miedo las noches frías de invierno. Llevaban años construyendo la autopista, un día un muro cedió y murieron dos obreros al otro lado de la ciudad y la noticia se escucho en la radio. Nos prohibieron volver a saltar a la carretera, y a pesar del guardia, la atravesábamos de camino a la casa – arból y nuestros juegos.
















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